El Ayuntamiento empezará en 2010 un proceso de recorte de las transferencias que dedica a sostener servicios deficitarios, como el autobús público o la recogida de basuras, a costa de establecer a corto, medio y largo plazo un proceso de ajuste y subida en las tarifas que el cordobés abona por estos servicios. El plan de saneamiento aprobado por el Pleno el pasado mes de julio, con el voto en contra del Partido Popular, deja bien claro -en contradicción con el plan económico financiero aprobado ante la Junta de Andalucía- que las transferencias que sostienen el trabajo de las empresas municipales se congelarán y empezarán a decrecer a partir del próximo año.

Ello obligará, según la literalidad de los documentos, a establecer una serie de medidas, económicas y organizativas, que pondrán fin a la enorme cantidad de dinero que destina el Ayuntamiento a sostener precios sociales en los servicios deficitarios. No será un proceso rápido, se establecerá de forma gradual, pero el planteamiento es que cada vez que un cordobés haga uso de un servicio público pague por él lo mismo -o casi lo mismo- que cuesta, lo que se conoce como tasa de cobertura. Dicha medida tiene que ver con servicios que no se pagan al precio que valen, lo que excluye, por ejemplo, el agua.

En un principio, los organismos autónomos y empresas municipales tendrán que buscarse la vida en sus propios procesos de gestión para tapar el déficit. Considera el plan de saneamiento que las empresas tienen margen para ello. Así, tendrán que recurrir a sus propios ahorros para poder seguir operando. Ello es posible en algunos casos pero verdaderamente difícil en otros. Urbanismo recibe 12,5 millones para seguir invirtiendo porque no genera ingresos por venta de suelo. Procórdoba, por ejemplo, ha acudido ya a sus reservas de tesorería para cubrir el déficit de 2008, millonario.

Para otras empresas y organismos autónomos, la transferencia corriente es la única forma de seguir operando. La lista es larga. El Ayuntamiento se gasta anualmente unos 74 millones de euros en tapar la diferencia entre ingresos y gastos. Este 2010, el plan municipal reduce la aportación en 3,5 millones e indirectamente obliga a las empresas a aplicar 5,5 millones de lo que tienen guardado a mantener la operativa. En total, nueve millones de euros.

La estrategia municipal pasa por una doble vertiente. Por un lado, adaptar los precios que se cobran al coste del servicio. Por otro, una reformulación de la gestión interna que pase por "reducción de costes, cambios estructurales en la financiación o modificaciones en la forma de gestión del servicio". Esto último es una metáfora: se habla de privatizar. Cada una de las empresas públicas y organismos autónomos tendrán margen para implantar las medidas relacionadas con la estructura. La contención del gasto será responsabilidad de un servicio municipal que trabajará como órgano de control.

El problema fundamental es que el Ayuntamiento ha apostado siempre por un sector público bien dotado, caro por definición. El equipo de gobierno tiene encima de la mesa una serie de patatas calientes que han sido salvadas a costa de pactar incrementos salariales en empresas que, estructuralmente, padecen déficit. Un ejemplo de ello es Aucorsa, que concluyó su contrato programa, con un fuerte sacrificio de los trabajadores. La subida pactada hasta 2011 es del IPC más 8,5 y una reducción de la jornada.

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