Córdoba

Una botella exclusiva para el vino

  • Un proyecto de Bodegas Robles recupera la costumbre de llegar a la tienda y rellenar los envases de caldo

Antes de que el término reutilizable o el de ecológico coparan las informaciones y los discursos de cualquier empresa o político, mucho antes de eso, en las casas se aprovechaban las botellas de cristal reservadas al vino. Esas mismas botellas vacías que cargaban los pequeños de las casa o cualquier miembro de la familia -justo cuando se acercaba la hora de la comida- y llevaban hasta la tienda de ultramarinos más cercana de su propietario para que el propietario la rellenara. Esa costumbre fue desapareciendo de los barrios poco a poco al entender el consumidor que las botellas de vino ya no servían para nada, que sólo tenían un uso y, por eso, acababan en el contenedor de vidrio a la espera de su recogida y, posterior, reutilización. Pues bien, Bodegas Robles quiere ahora -en plena crisis- recuperar esa costumbre y ayer presentó la iniciativa La botella del vino, con la que pretende que el consumidor evite tener que adquirir un envase cada vez que quiere el mismo vino en su casa. "Es un regreso a lo que se había dejado atrás", comenta el propietario de Bodegas Robles, Francisco Robles.

La operación es la misma que hace algunos años. Cualquier persona que adquiera una botella de Pedro Ximénez, Verdejo o fino de Bodegas Robles en media docena de establecimientos de la capital podrá acudir al mismo establecimiento a rellenar la botella. Así de sencillo.

Para ello, la bodega de vinos ecológicos distribuirá entre los locales que participan en el proyecto cajas de 15 y cinco litros de vino de las que se podrán rellenar la botella, cuyo coste es de un euro y medio vacía y 4,5 euros con el vino. Esta fórmula que usaban los que ahora son abuelos o bisabuelos representa un ahorro del 30% sobre el precio de una botella, según Robles, quien asegura Córdoba es la primera ciudad andaluza en la que se va a poner en marcha.

El objetivo, continúa, es "volver a la tienda de barrio de toda la vida y retornar a un canal de comercialización que se había olvidado". Hasta la fecha, el bar Cuatro Gatos o el restaurante Casa Rubio son algunos de los establecimientos que participan en esta iniciativa, de la que también forma parte el puesto número 21 del mercado de abastos Sánchez Peña, donde ayer tuvo lugar la presentación.

Regresar a la tienda de barrio, a aquellas en la que el dependiente conocía la vida de sus clientes y ellos la suya, es una filosofía que también defiende el responsable de promoción de la iniciativa, Juan Bolaños, quien considera necesario "volver al concepto del comercio local". También deja claro que con este proyecto pretenden "huir de todo lo que sea pretencioso".

A su juicio, "cuántas más veces se use la botella, más ahorro habrá" e insiste en que con esta medida "el envase no aumenta el precio del vino", con lo que la botella pasa a cumplir su principal función, que no es otra que la de ser "un recipiente en el que verter el vino".

El encargado de ilustrar el envase -similar al de las antiguas botellas de vino transparentes- ha sido Miguel Galadí, quien señala que la intención que ha tenido a la hora de hacer los dibujos ha sido "dar protagonismo al vino". Prueba de ello es que los dibujos son de "personajes disfrutando del vino", añade para explicar esta idea tan antigua y tan nueva.

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