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Calma expectante con la excepción del Ayuntamiento de Pozoblanco

  • En la ciudad vallesana, la crispación no cesa y se prepara una moción de censura

El nivel de crispación al que se llegó en muchos pueblos y ciudades de Córdoba hace un año al día de las votaciones para elegir las nuevas corporaciones municipales parece haberse disipado en la mayoría de los casos. No obstante, y con matices, se respira en lo político una tensa calma tras 365 días muy marcados no sólo por los comicios locales de mayo de 2007, sino por las elecciones generales y autonómicas de marzo del 2008.

Tras su arrollador triunfo en los municipios de la provincia, el PSOE sigue dominando la mayoría de los ayuntamiento cordobeses, aunque con más problemas de los previsibles en aquellos puntos en los que gobierna en minoría –Aguilar y Peñarroya-Pueblonuevo son dos claros ejemplos–. No obstante, el caso más llamativo es el de Pozoblanco, donde el socialista Benito García perdió la absoluta y está sometido al férreo control de la oposición de PP, PA e IU, que coinciden en el escaso espíritu conciliador de los socialistas pozoalbenses.

La situación ha llegado a un punto en el que PP y PA tienen claro que sólo una moción de censura puede acabar con un enrarecido clima de crispación municipal, si bien los dos ediles de IU no se deciden a dar el paso e integrarse en un tripartito difícil de explicar a parte de su electorado y a la dirección provincial. En su favor sólo juega la escasa capacidad del equipo de gobierno municipal de García de Torres por llegar a acuerdos con otros grupos.

Muy distinta es la situación en el resto de ciudades medias. Los socialistas dominan sin apuros Lucena, Priego o Baena, mientras que el pacto con IU parece funcionar bien en Cabra –al menos de cara al exterior–. Pese a perder votos y tener ahora una menor repercusión mediática que antes, el PSOE controla sin excesivos problemas Palma del Río, mientras que en Fuente Palmera las nuevas caras del socialismo tratan de salvar una situación económica caótica heredada de sus compañeros de partido.

En Montoro, la reciente renuncia de Ana Romero como concejala y diputada provincial y el regreso al Palacio de la Merced del alcalde –Antonio Sánchez Villaverde– han animado el juego político, mientras que en Puente Genil IU y PSOE tratan de dejar atrás sus históricas diferencias y rubricar un pacto de gobierno para el resto de mandato que, a priori, parece difícil.

La coalición de izquierdas IU mantiene su hegemonía en municipios como Rute o Espejo, se va afianzando en Belmez y tiene más problemas de gestión en Nueva Carteya y Montalbán. Mientras, el PA gobierna sin excesivos problemas Monturque y Cañete.

El PP salvó las críticas iniciales tras pactar con IU y PA en Valenzuela y Zuheros. En el resto de alcaldías está logrando reforzarse (Villanueva del Duque o Villanueva de Córdoba) y el partido está dando protagonismo a sus alcaldesas, pese a las salidas de tono de algunas de ellas (caso de la regidora de Fuente Obejuna y la ZEPA)).

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