Córdoba

Un colegio que pudo ser universidad

  • El Archivo Histórico Provincial muestra la escritura fundacional del primer centro de los jesuitas en Córdobal prestigio Luis de Góngora se formó en este colegio, que fue el primero que la Compañía de Jesús fundó en Andalucía. El centro estuvo en activo hasta la expulsión de los jesuitas de 1767.

Córdoba pudo contar en el siglo XVI con una universidad, que se frustró por diversas circunstancias, entre ellas las influencias de distintas órdenes religiosas que tenían celos de los entonces pujantes jesuitas. Aunque esta iniciativa no cuajó, la ciudad contó con un colegio, el de Santa Catalina, que jugó un papel fundamental en el panorama docente desde este momento hasta la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767. Un ejemplo: éste fue el colegio donde se formó Luis de Góngora.

Éste es uno de los múltiples aspectos que se abordaron en la conferencia que ayer ofreció el historiador Antonio José Díaz en el Archivo Histórico Provincial sobre el documento fundacional del colegio de Santa Catalina. Díaz, experto en Historia de la Iglesia, se topó casualmente con estos papeles cuando perseguía en un legajo la pista del deán Juan Fernández de Córdoba y Zúñiga, "el típico ejemplo de señor eclesiástico del renacimiento, con seis u ocho hijos bastardos", además de poderoso, culto, rico y de enorme ascendiente en la ciudad. Él jugó un papel fundamental en esa operación iniciada a raíz del ingreso en la Compañía de Jesús de un pariente suyo, Antonio Fernández de Córdoba y Figueroa.

La llegada de aristócratas a las filas jesuitas fue la ocasión que quiso aprovechar san Francisco de Borja para el establecimiento de los mismos en Andalucía. La operación estaba bien clara, pues había que fundar en Sevilla, una capital con una tremenda actividad económica, que además era la puerta de América. Como esto no pudo ser, se conformaron con Córdoba y así nació el primer colegio de la Compañía de Jesús en Andalucía, que se convirtió "en cabeza de puente" para llegar a la capital hispalense.

El deán, su parienta la madre del nuevo jesuita y la influencia de san Juan de Ávila hicieron posible que el centro, y la residencia de los propios religiosos, se alzase en lo que aún se conoce como plaza de la Compañía. El colegio se encomendó bajo la protección de Santa Catalina, en honor de la madre de Fernández de Córdoba, y pronto se convirtió en un prestigioso centro hasta que la expulsión de los jesuitas supuso un mazazo en el panorama docente de la capital. "A finales del siglo XVIII, otro deán pide al obispo que le dé el edificio abandonado y se fundan las Reales Escuelas Pías", como explicó ayer Antonio José Díaz. El colegio pasa entonces a depender de una fundación formada por diversos cargos del Cabildo Catedral y se reforma el edificio para darle la configuración que tiene en nuestros días. Esta conferencia se enmarcó dentro de los actos que periódicamente se organizan en el Archivo Histórico Provincial para dar a conocer los fondos del mismo. La iniciativa se llama el Documento del Mes y en esta ocasión se ha hecho coincidir con la celebración del Día Internacional de los Archivos.

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