Córdoba

Un Corpus muy madrugador

  • Más de 3.000 personas asisten a la misa celebrada en la Catedral, en la que el obispo. Demetrio Fernández, dice que el cristianismo "no es una pequeña minoría"

Desde hace siglos y de forma ininterrumpida salvo contadas excepciones, la procesión del Corpus Christi se celebraba en horario vespertino. La historia cambió ayer por completo y la procesión con el Santísimo Sacramento en la custodia de Arfe salió pocos minutos antes de las 09:30 de la Catedral. El obispo, Demetrio Fernández, decidió el año pasado cambiar el horario vigente para evitar, en gran medida, las altas temperaturas de la jornada. No en vano, Córdoba continuaba ayer en alerta naranja por el elevado calor y los asistentes, en su mayoría, agradecieron el cambio de hora. Para ello hubo que madrugar, y mucho. La misa dio comienzo a las 08:00 en el altar mayor de la Catedral, hasta el que acudieron más de 3.000 personas, entre ellas, el alcalde, José Antonio Nieto, así como el presidente de la Audiencia, Eduardo Baena, y el fiscal jefe, José Antonio Martín-Caro. Y cómo no, los niños vestidos de Primera comunión, alrededor del centenar.

En su homilía, el obispo hizo alusión a este nuevo horario. "El Corpus es una fiesta preciosa y el cambio es para hacerlo sin los rigores del calor", detalló. Eso sí, los abanicos no faltaron en la Catedral, ya que a pesar de lo temprano de la hora hizo bastante calor en el interior del templo. Otra buena prueba de ello fueron los integrantes del Coro del Seminario de San Pelagio, quienes intentaron lidiar la alta temperatura del templo con las hojas de sus catos. El obispo tampoco dejó escapar la ocasión para agradecer la presencia de las autoridades locales en la misa y lo hizo en varios momentos y con cierta insistencia al asegurar que "tiene pleno sentido que las autoridades participen en esta expresión de fe". Eso, continuó, "el pueblo os lo agradece". "Vivimos en un pueblo que se confiesa en un 92% cristiano. No somos una pequeña minoría y no hemos de ocultarlo", argumentó.

En su homilía, el obispo -que no utilizó ningún tipo de guión- también hizo referencia a la figura del matrimonio y fue bastante crítico con las parejas que no han pasado por el altar y viven juntas. "El que vive así no puede acercarse a comulgar", incidió. El Corpus Christi es también el día de la Caridad y, según Fernández, es "la fiesta de la unidad". También aludió a la labor que lleva a cabo Cáritas a lo largo de todo el año y recordó que esta entidad "tiende la mano y da de comer a miles de personas".

Tras la misa, dio comienzo la procesión. A eso de las 09:30 la custodia de Arfe -paso dirigido por Rafael Sáez y David Simón Pinto- llegó al Patio de los Naranjos, repleto de gente y algún que otro turista despistado. El cortejo discurrió por las calles Cardenal Herrero, Judería, Deanes, Conde y Luque, la plaza Agrupación de Cofradías, Blanco Belmonte, Ángel de Saavedra, Juan Valera, Santa Victoria, la Plaza de la Compañía, Duque de Hornachuelos hasta llegar a la Plaza de las Tendillas, donde tuvo lugar el acto central, en el que el obispo intervino de nuevo. Fernández destacó la importancia de la celebración del Corpus Christi y consideró que "salir a la plaza pública es una invitación para que no nos de vergüenza ser cristianos". En esta nueva alocución, el prelado también recordó el papel de Cáritas e incidió en el séptimo mandamiento de la religión cristiana: no robarás. "Hay bienes para todos, la cuestión es quien se queda con ellos", indicó. Fernández también tuvo palabras para los más jóvenes y les animó para que acudan a Madrid en agosto y que participen en la visita del Papa Benedicto XVI.

Tras el acto en Las Tendillas, del que algunos niños vestidos de Primera Comunión se descolgaron por lo agotador de la jornada para ellos, el cortejó volvió a la Catedral por unas calles alfombradas con romero, maltranto y juncia y en las que se habilitaron ocho altares.

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