Rozas mis palabras/acariciando sutil mis sombras y mi garganta/y el borde de mi silencio que se clava/abriendo la puerta de mi tristeza,/disipando lo que queda/de ese secreto a voces que tú me enseñas. Con estos versos que forman parte del poema El miedo se desliza con su mentira absurda ganó el escritor Enrique Rojas Guzmán el certamen de poesía Un viaje de versos organizado por la editorial romana Pagine al que se presentó en septiembre. Ahora, unos meses más tarde, el premio -además de la parte correspondiente en metálico- le llega en forma de nuevo poemario, una obra que llega a las librerías bajo el título Cara de nadie. Y ya van seis libros publicados.

"No esperaba publicar tan pronto, el anterior salió en mayo-junio", reconoce Enrique, natural de Chiclana, pero ciudadano isleño desde hace más de cinco años. La sorpresa fue mayúscula cuando junto al poema ganador desde la editorial Pagine le reclamaron otras 74 composiciones. "¡Lo normal son 30 o 40, y eso sí lo tenía!, pero ¿tantos?", exclama. Comenzó entonces una labor de recopilación en sus archivos, entre familiares y amigos. "En el libro hay un poema que me pidió un amigo que quería regalarle algo especial a su novia sin que ella supiera que era mío", se ríe. Puede ser Fueron cayendo los minutos, Bajo un cielo emancipados de recuerdos, Carretera y manta o Cartas al director. Quizás, Me he venido a la calle deshabitada o Gotas de colores, algunos de los títulos de los poemas de Cara de nadie. Por ese batiburrillo de temas, de ideas, el autor habla más de antología que de poemario. Son reconocibles su verso libre, sin rima, que mantiene en su producción poética, que inició muy joven, mucho. "Mi hermana me decía hace unos días que con tres años ya le decía que iba a escribirle un poema, aunque apenas era un garabato", descubre. "Escribo desde siempre, me recuerdo siempre escribiendo", sostiene antes de recordar que le publicaron el primer libro con 18 años. "Me llamó el Ayuntamiento de Chiclana y me editó el libro". Después le daría la oportunidad la Fundación Viprén, unos cinco años después. Tardó nueves años en volver a sacar nuevos poemas, pero ya no ha parado.

Pero este poeta también se atreve con otros géneros, el drama y la narrativa. "Estoy inmerso en mi primera novela", cuenta. Acaba de terminar una obra de teatro sobre Fermín Salvochea. "Me gustaba el personaje y creí que era el momento", sostiene sobre este texto que no procede de un encargo, como su primera incursión teatral, con La Petenera. "El Ayuntamiento de Paterna me lo ofreció, quería estrenarla como fin de fiesta del concurso de flamenco que se celebra en el municipio", detalla. Por supuesto, como en esa ocasión, quiere que su visión del recordado alcalde anarquista de Cádiz llegue a las tablas. "No sé si será difícil o no, porque no tengo experiencia previa, pero me gustaría que se estrenara, por supuesto", responde sobre sus planes con este texto dramático.

Su producción literaria, de cuaquier modo, avanza explorando distintos campos, como el flamenco o el carnaval. A ambos llega por afición. "El carnaval es mi pasión", sonríe mientras detalla ese paso por una fiesta tan popular. "En 2015 unos amigos sacaban una comparsa en Chiclana, no tenían autor y me pidieron que escribiera. La experiencia fue buena, pasamos de preliminares", dice convencido además de que repetirá a pesar de que este año se truncara su participación con los Gitanos de El Puerto, que finalmente no salieron. Por el mismo modus operandi ha terminado escribiendo letras para el cante jondo. "Alguien que conoces te propone escribirle una letrilla para un concurso, de fandangos de para tal sitio", pone de ejemplo. No son artistas de primera fila, pero si gusta otros cantaores la cantan y así va sonando poco a poco. "No suele haber muchas cosas nuevas por eso se da esto", matiza.