Según el Outlook económico publicado por el FMI esta semana, el avance del PIB de China en 2024 podría limitarse a un 4,6% anual ante la persistencia de la crisis inmobiliaria y su impacto sobre el sector financiero, la atonía de la demanda interna, los elevados niveles de endeudamiento totales, el envejecimiento de la población y el deterioro de su marca país en EEUU y Europa. Así, la India más pronto que tarde podría adelantar a China y erigirse como principal país de la región Asia-Pacífico en términos de contribución al crecimiento global.

Estas previsiones constatan el paradigma que atraviesa la potencia asiática: mientras la lectura de las últimas referencias macroeconómicas muestra un repunte de su producción industrial y exportaciones a inicio de 2024, las previsiones no mejoran, por la debilidad de la demanda interna, los retos demográficos o la persistencia de la crisis inmobiliaria.