Jesús Moreno ha vuelto a nacer. Otros no lo cuentan. El novillero albaceteño conoció este miércoles, 1 de mayo, en tarde fría y ventosa como presagio de lo que iba a suceder, la cara más oscura y trágica de su profesión nada más abrirse la puerta de chiqueros de Las Ventas.

El primero de la tarde, un novillo con más de 500 kilos de pelo albahío con el hierro de Aurelio Hernando, se le frenó al instrumentar la larga cambiada a porta gayola, después le derribó y le acabó infiriendo, ya caído sobre la arena, una cornada cuya gravedad se adivinó tras el reguero de sangre que dejó hasta la enfermería, como explicó el periodista Paco Aguado para la agencia EFE.

Allí fue intervenido de una cornada grave en el muslo izquierdo con dos trayectorias: una descendente de 30 centímetros que alcanzó el hueco poplíteo y otra hacia la cara anterior, de 20 centímetros, que contusionó el nervio ciático y alcanzó el fémur. Medio metro de herida. El muslo abierto como un libro.

Jesús Moreno, corneado en la plaza de toros de Las Ventas este 1 de mayo.

Al ver el caño de sangre que brotaba de la pierna del joven, el cirujano jefe de la plaza de toros de Madrid, el veterano doctor Máximo García Padrós, se temió lo peor y vaticinó que el novillo le había arrancado la arteria femoral. Si no sucedió fue de milagro: el pitón topó con la base del fémur y eso evitó que continuara con su siniestra trayectoria. 

De todo aquello, Jesús Moreno no recuerda prácticamente nada. "Todo sucedió muy rápido", confirma. Le pareció que uno de sus compañeros de cartel, Jesús Chicharro, le metió el puño en la herida para intentar taponar la hemorragia. "En ese momento no sientes nada por el nivel de adrenalina, que está disparado", cuenta el joven. "Empecé a tener dolor estando ya en la enfermería". 

"En ese momento no sientes dolor por el nivel de adrenalina, que está disparado"

En una conversación telefónica desde el hospital con Europa Sur, cuenta que lo que más le asustó fue "el rostro de preocupación de mis banderilleros cuando se acercaron a recogerme del suelo". Ha pasado la noche con fuertes dolores, pero dice que "no hay nada que los calmantes no solucionen".

Jesús Moreno en el hospital, horas después de la cornada en Las Ventas.

Jesús Moreno tiene 25 años, debutó con los del castoreño en 2019 y el festejo de este 1 de mayo, organizado por la Comunidad de Madrid, era tan solo su séptima novillada picada. Seis oportunidades previas suponían su escaso rodaje antes de ponerse delante de Galán, de 504 kilos y dos pitones escalofriantes. En la práctica, un toro, más que un novillo, con una presentación que no se ve ni en muchas plazas de segunda categoría para matadores consagrados. El animal, de procedencia Veragua, fue pitado en el arrastre. 

El "novillo" de la ganadería de Aurelio Hernando que hirió a Jesús Moreno.

Ahora, Jesús Moreno -que no puede ni ponerse en pie- sueña con reaparecer el 18 de mayo en la plaza madrileña de Valdilecha ante la misma ganadería que lo ha llevado a la enfermería en Las Ventas. Cuenta su apoderado, Álvaro Fernandez-Nespral Maseda, que el joven es torero "por inspiración divina". "Quiere ser matador de toros desde que nació, aunque en su familia nadie se dedica a ello".

Se forma en la Escuela Taurina de Navas del Rey, donde vive en un apartamento de alquiler y, durante los meses de invierno, cuando no hay toros, trabaja en el servicio de limpieza urbana y mantenimiento de este municipio. "Con los ahorros del invierno, sobrevive el resto del año", explica Maseda mientras este jueves el doctor García Padrós intenta incorporar a su paciente, ingresado en el Hospital Fraternidad, pero el galeno tiene que renunciar a su propósito: Jesús Moreno se marea en cuanto lo mueven de la cama. 

En el toro no es oro todo lo que reluce.