En una de sus entradas, la Real Academia de la Lengua define el adjetivo nuevo como algo "distinto o diferente de lo que antes había o se tenía aprendido". Y eso es precisamente lo que se intuye que está ocurriendo en la política, tanto en el ámbito estatal, autonómico y local. Atrás queda una moción de censura en Madrid que ha servido para bien poco, más allá del ruido que querían hacer sus impulsores -Podemos- para señalar al PP y dejar entrever un posible acercamiento entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, una vez que el nuevo secretario general del PSOE cierre hoy su congreso federal. Desde luego, algo distinto a lo que había antes del debate.

En Andalucía ha echado a andar el nuevo gobierno de Susana Díaz y todo apunta a que lo ha hecho hasta con ganas, al menos en lo que a presencia pública se refiere. Sin salir de esta Córdoba nuestra, hemos cerrado la semana con la visita institucional de hasta seis consejeros -Felipe López, Javier Fernández, María José Sánchez Rubio, Rodrigo Sánchez Haro y María Jesús Montero-, tal vez en un intento de recuperar el tiempo perdido por el Ejecutivo autonómico con esta tierra en los últimos años, que no ha brillado precisamente por su cercanía con la provincia. Otra cosa muy distinta es que esa presencia se traduzca luego en resultados, pero al menos nos hemos encontrado con que la reforma de la Ronda del Marrubial arrancará este verano y que la sede central de la Junta en San Felipe se trasladará al edificio de los juzgados.

En muchos municipios, los alcaldes han decidido hacer recuento de lo que ha sido su gestión en estos dos años de mandato municipal, con la excepción de la capital, donde da la sensación que ha tocado en esta ocasión más un no balance que un análisis pormenorizado de lo que han sido estos dos años en Capitulares. Y es que el cogobierno de PSOE e IU ha declinado -al menos de momento- comparecer de manera conjunta, que hubiera sido lo más lógico, para contar sus aciertos y errores en este ecuador. Sin embargo, la alcaldesa sí optó por un acto de partido en el que más o menos hizo un somero repaso de lo que ha sido la acción del gobierno local -muy breve y sin autocrítica- y abogó más por prometer de nuevo los proyectos ya anunciados con anterioridad y avanzar lo que pretende para los dos años que quedan. La otra parte del cogobierno (IU) calla por el momento y sigue a lo suyo, que no es otra cosa que enfrascarse en debate con sus propios socios -léase carrera oficial o climatización de los colegios con financiación de los fondos Edusi-.

En el PP, el análisis ha sido más o menos plano, lo que se esperaba, tal vez a la espera de que se acerque la fecha de las elecciones y designen oficialmente a su candidato a la Alcaldía, aunque nadie duda a estas alturas de que será José María Bellido.

Otra novedad es que Podemos trata de organizarse en la ciudad creando una estructura local que, por el momento, lanza algún que otro dardo envenenado a sus amigos de Ganemos por su complicidad con el PSOE en Capitulares y a la espera de si confluyen -ganas no hay muchas- con IU. Lo dicho, un tiempo nuevo, que no necesariamente debe significar un nuevo tiempo. Lo veremos.

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