Mensaje en la botella

N-432: una cuestión de credibilidad

Las cuatro diputaciones afectadas por el paso de la carretera N-432 (Badajoz, Córdoba, Jaén y Granada) llegan con algo de demora a eso de exigir de manera conjunta la conversión en autovía, pero nunca es tarde si la dicha es buena, como dice el refranero. Justificar que la Badajoz-Granada pase a ser una vía de alta capacidad es una tarea relativamente sencilla porque entran en juego muchos factores a favor. En primer lugar, la siniestralidad, de la que en ocasiones no somos conscientes por aquello de que se trata de un trazado de muchos kilómetros que atraviesa cuatro provincias. Pero, además, se trata de un eje de los llamados estratégicos porque tendría la posibilidad de mejorar el acceso desde Córdoba a Extremadura y Portugal, además de unir por autovía directa y sin rodeos a dos ciudades tan importantes como nuestra capital y Granada. En fin, que si se quiere hay argumentos más que de sobra para ponerse manos a la obra en el desarrollo de la infraestructura.

Otra cosa muy distinta es que de verdad se quiera acometer el proyecto y que haya quien aproveche la oportunidad para sacar algún que otro rédito político, que es lo que en ocasiones parece. En esta Córdoba nuestra ya vivimos y sufrimos una situación similar con la ahora Autovía de Málaga (A-45), con manifestaciones de unos o de otros en función de quién estuviera en el poder. Así, recordamos estampas tan ridículas como alcaldes, diputados provinciales, parlamentarios, senadores, diputados y otros dirigentes cortando carreteras o exaltados en comparencias públicas para pedir aquella autovía cuando gobernaba el PP que luego se quedaron callados tras la llegada del PSOE a la Moncloa. Entonces fueron los populares los que cogieron la bandera de reivindicación contra la izquierda e hicieron lo mismo.

Con estos precedentes, es normal que los ciudadanos veamos la iniciativa de los ayuntamientos y de las cuatro diputaciones con cierta prudencia cuando se reclama el desdoble de la N-432. Insisto en que argumentos de peso hay más que suficientes para realizar esta actuación y que además generaría un beneficio no sólo a una provincia en concreto, sino que se trata de un itinerario con impacto en dos comunidades autónomas e incluso con un país vecino como Portugal.

Por ello, no se entiende que el Gobierno central hay optado por ponerse de perfil en este asunto y decir que están previstos los estudios para la autovía, que pasará a llamarse A-81. Estudios informativos y anteproyectos ya hay desde hace años y se invirtió una cantidad considerable de dinero en ello. Ahora sólo queda planificar, pero de verdad, qué se quiere hacer.

La iniciativa de las cuatro diputaciones parece acertada, si bien los ciudadanos agradecerían a buen seguro que ese mismo vigor que emplean en estos momentos se mantenga cuando gobiernan otros. Supongo que llegará algún día en que nuestra clase política se dé cuenta de que reivindicar con contundencia a los gobiernos de su mismo signo como a otros de otro color suscita confianza a la sociedad. Son gestos que generan credibilidad, que es lo que los ciudadanos necesitamos. En sus manos está.

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