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Memoria Histórica

Emoción en la capilla ardiente del alcalde Cayetano Roldán y el concejal Eladio Barbacil

Capilla ardiente del alcalde Cayetano Roldán y el concejal Eladio Barbacil en el Ayuntamiento de San Fernando. / A.L.

Numerosas personas muestran sus respetos ante los restos del alcalde Cayetano Roldán y el concejal Eladio Barbacil Romarín en la capilla ardiente abierta en la sala capitular del Ayuntamiento de San Fernando para rendirles honores antes de ser trasladados al cementerio isleño para ser enterrados y que "descansen" en paz. 

Las familias de ambos miembros de la Corporación Municipal republicana cuyos integrantes fueron asesinados en 1936 esperaron la llegada de los restos en la escalinata de las Casas Consistoriales para después ocupar un lugar destacado en la capilla ardiente.

El homenaje organizado de la mano de la Asociación de la Memoria Democrática, Social y Política de San Fernando (Amede) comenzaba con el depósito por parte de la alcaldesa, Patricia Cavada, del bastón de mando ante la fotografía y los restos del alcalde honorario, antes de mostrar sus respeto a los familiares: Eladio y Eloy Barbacil López y María y Ángeles Fernández Roldán, nietos de las víctimas de la represión franquista a los que se rendía tributo con el acto. Muchos otros familiares estaban presentes para vivir el respecto y la emoción de quienes se acercaban y escuchar el perdón pedido por la regidora por haber tenido que esperar tanto tiempo para dar sepultura a sus seres queridos.

A continuación, accedían al salón los portavoces de los grupos municipales de la actual Corporación isleña: Conrado Rodríguez, por el PSOE; María José de Alba, por el PP; Fran Romero, por AxSí; y Carlos Zambrano, por Vox. Buena parte del resto de concejales acudían también tras concluir la sesión plenaria.

Poco antes de las 13:30 horas se realizaba el momento más institucional del homenaje con Cavada tomando la palabra. "Hoy, esta ciudad, este Ayuntamiento, en cumplimiento de la Ley de Memoria, y sobre todo en cumplimiento de una deuda con la moral, ha instaurado esta capilla ardiente como un enorme grito de agradecimiento al trabajo, a su condición de demócratas y buenos isleños. Hoy, San Fernando, a través de esta institución, honra y ofrece una disculpa por el trato recibido y da un paso en el camino del nunca más", manifestaba.

La alcaldesa destacaba que el silencio, que "dominó las conversaciones de tantas familias, parejas, compañeros, el silencio al que durante demasiados años nos obligaron", nunca se transformara ni en olvido y ni vergüenza. "El silencio, ese silencio, fue un modo de supervivencia hacia la barbarie", dejaba claro. "La madurez democrática de la actual sociedad española, la convicción de que solo un pueblo que no olvida es un pueblo realmente digno, nos ha traído de la mano hasta emotivo acto, desde el respeto y el reconocimiento, y por supuesto no desde el rencor, sino desde la concordia y el entendimiento", añadía.

Alcalde y concejal simbolizan a las víctimas y sus descendientes, "con las que este país no ha terminado de saldar una deuda histórica e ignominiosa". Cayetano Roldán y Eladio Barbacil formaban parte de la Corporación republicana que entre los meses de agosto y noviembre "de aquel fatídico 1936" fueron fusilados.

La regidora se acuerda de todos los que formaban parte de ese Ayuntamiento que quisieron "soñar en el progreso de San Fernando y sus gentes, hacer de la justicia social la columna vertebral de sus política, fomentar la alfabetización y la educación laica, implantar medidas de asistencia social, de auxilios médicos y de jubilaciones para los obreros, establecer precios regulados para alimentos tan básicos como el pan...". Esos avances que acuñaron fueron "los imperdonables crímenes que los condenaron a muerte, pero no al olvido, ni siquiera cuando mencionarlos desataba el señalamiento y el castigo", exponía. En esa tarea por la igualdad y la justicia social, por defender la democracia, la convivencia y a San Fernando se aplica, planteaba. "Quiero trasladarles el agradecimiento de esta ciudad por lo que un día hicisteis por ella, pedir disculpas y perdón por el tiempo transcurrido", finalizaba.

Ángeles Fernández Roldán, nieta de Cayetano Roldán y presidenta de Amede, reconocía al principio de la mañana que "hoy es el día más grande de mi vida. Hoy vamos a enterrar a mi abuelo con el que hemos estado viviendo mi familia diariamente, pero no sabía dónde estaba. Ahora ya sabemos donde está, y le vamos a llevar donde se merece, con su mujer y con sus hijas". Esto atenúa el dolor por los años de ausencia, aunque le falta que se hubiera hecho justicia, "nos faltan sus tres hijos, que no es poco, pero seguiremos luchando para conseguirlo". Se hubiera recompensado estos años con acciones como la retirada de reconocimientos, como la estatua "que había en esta plaza, ¡tanto años que tardaron en quitarla!".

La familia del alcalde republicano recibía los restos tras una prueba positiva de ADN no exenta de obstáculos: el resultado de los laboratorios de Granada fue negativo y al tener confirmados los restos por las identificaciones presuntivas solicitaron llevarlos a un laboratorio privado que sí dio positivo con un 99,99% de coincidencia.

Diferente ha sido el caso de Eladio Barbacil porque la Universidad de Granada sí identificó sus huesos. En concreto, esta familia ha podido recuperar los restos de dos familiares, el bisabuelo –entregados la semana pasada– y el abuelo. "Granada identifica a un padre y a un hijo, el sujeto 57, al buscar también a otro hijo pensamos que era nuestro tío abuelo Alfonso. Tuvieron que hacer de nuevo el estudio antropológico de ese sujeto, y se determinó que era varón de más de 40 años, tenía que ser mi abuelo que tenía 45 años, mi tío abuelo tenía 33 años. La sorpresa fue total", explicaba Eladio López Barbacil, nieto del concejal homenajeado. El edil fue detenido por falangistas en las escalinatas del Ayuntamiento cuando acudía a un pleno y quedó preso en la cárcel del Consistorio. Sin embargo, lo trasladaron al Penal de las Cuatro Torres y de allí al de El Puerto. Por eso, la familia siempre pensó que estaba en las fosas comunes de Puerto Real o El Puerto.

"Ojalá mi madre estuviera aquí para ver todo esto. Murió en 2012. Llevábamos flores al parterre que había en el patio del cementerio donde se abrieron las fosas. Allí estaba la fosa 5 donde aparecieron mi bisabuelo y mi abuelo. Mi madre estuvo poniendo flores bien puestas", comentaba López Barbacil, voluntario durante 7 años en las excavaciones de la fosa común, visiblemente emocionado.

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