San Fernando

Ángeles Fernández Roldán, nieta de Cayetano Roldán: "Mi madre no lloró nunca, pero habló y nos inculcó que no tuviéramos rencor"

Ángeles Fernández Roldán, nieta de Cayetano Roldán y presidenta de Amede.

Ángeles Fernández Roldán, nieta de Cayetano Roldán y presidenta de Amede. / Miguel Gómez

Ángeles Fernández Roldán, nieta del alcalde republicano Cayetano Roldán y presidenta de Amede (la Asociación de Memoria Democrática) de San Fernando lamenta que, tras años de lucha y de trabajo, las pruebas de ADN den en la mayoría de casos negativo. "No nos vamos a rendir", advierte.

-¿Por qué deciden acudir a los laboratorios privados para hacer las pruebas de ADN?

-Pues porque en Granada salen muy poquitos positivos. Poquitos como casi ninguno. No nos podemos conformar. En Puerto Real de 193 cuerpos recuperados salieron solo dos positivos y en San Fernando estaba pasando lo mismo, eran negativos. Solo han salido 5 positivos, y de otros dos están pidiendo datos. Había que hacer otra cosa. No nos conformamos. Por eso se hizo el acto de las identificaciones presuntivas, para demostrar que también por esta vía se puede entregar un cuerpo a la familia. 

Hablé con la comisionada para la Concordia de la Junta de Andalucía, Ana Gil Montaño, le comenté lo que estaba pasando, que no estábamos conformes –además yo tengo familia en los dos sitios, Puerto Real y San Fernando–; y le dije que si podíamos mandarlo a laboratorios privados. No hablé solo en mi nombre, sino de todos, como presidenta de Amede, y me dijo que sí. Vimos la puerta abierta y la aprovechamos. Reunimos a familiares, pero acudieron muy pocas personas. Estas cosas tardan tanto que al final la gente se enfría. Son 7 años luchando en San Fernando. Se lo comenté por si querían hacer lo mismo que yo iba a hacer. En nuestro caso no perdimos el tiempo, estábamos seguros de quién era. Es algo importante, no puedes mandar los de 147 cuerpos exhumados. Dio positivo en 15 días y llevábamos 3 años y pico esperando que Granada dijera que no.

-¿Qué sienten? Entiendo que es una alegría encontrar los restos de su abuelo.

-Es una alegría a medias. Primero, porque me faltan mis tres tíos. El ADN dio negativo en Puerto Real, y no me lo creo, como no me creí lo de mi abuelo. Mis tíos no sé quiénes son, pero mi abuelo sí por cómo apareció. Es una alegría a medias, también, porque sé que hay muchos restos que han dado negativo en las pruebas de ADN que no lo son tampoco. De esos ADN estudiados en Granada se llevan a otros laboratorios, o en el mismo laboratorio de Granada pero a partir de las piezas dentales, y hubieran dado positivo. Pero no, se empeñan en el fémur y están dando negativo. No sé por qué no lo arreglan. No lo entiendo. Generalmente, se estudia con los dientes. Se está destinando dinero público, de todos, a esto y no está sirviendo de nada. Tres años para decir a todo el mundo que no.

-¿Toda la familia está implicada?

-Todos estamos de acuerdo. Toda la familia de mi madre está a ello. Yo soy la que estoy más en la lucha, porque tengo más tiempo, pero estamos metidos. El día que lo enterremos iremos todos los que podamos. Todos estamos contentos por haber recuperado a mi abuelo.

"La identificación de mi abuelo es una alegría a medias. Faltan mis tíos. Hay cuerpos con ADN negativo que no lo son"

-¿De quién se acuerda ahora?

-De mi madre y de mi tía Lola. De todas mis tías, pero especialmente de ella. Mi madre no lloró nunca, pero contó, habló, y tenía su tristeza. Tenía muchos hijos y lo que le preocupaba era que no tuviéramos odios, rencores, aunque eso cada uno lo trabaja a su manera. Es lo que nos quiso inculcar. Mi tía Lola hablaba cada día, toda la vida hasta que murió, de su padre y de sus tres hermanos. Por ellas lo hago. Hay que devolverles la dignidad. Algunos familiares de los que se han identificado quieren depositar los restos en un mausoleo para que estén todos juntos. Pero en nuestro caso, no. Se lo prometí a mi tía Lola, y lo enterraremos con su mujer y con sus hijos que están en el cementerio de San Fernando.

-¿Ya hay algo definido sobre el homenaje?

-El homenaje a mi abuelo y al concejal Manuel Barbacil Mejuto –que estaba en su misma saca y que su ADN sí dio positivo por Granada– se prevé, como miembros de la Corporación Municipal, hacer a principios de noviembre. Habrá capilla ardiente. Mucha gente me ha pedido que sea así, muchos de los que han trabajado en esto, y considero que hay que devolverlos al Ayuntamiento, de donde los sacaron de malas maneras, para que salgan muy dignamente. Como eran, personas muy dignas. Sobre qué se va a hacer con los otros familiares estamos esperando.

-¿Cómo era Cayetano Roldán?

-Yo no lo conocí, pero por lo que hablaba mi madre, y mucha gente, era una persona muy humana. Mi madre lo adoraba y admirada. Yo los admiro a los dos, son personas con mucho valor como seres humanos. Mi abuelo llegaba tarde a comer, y ya sus hijos habían terminado, pero se sentaban a su alrededor. A él se le saltaban las lágrimas. Era un hombre con una sensibilidad tremenda, que luchó por los pobres y por atenderlos como médico. Por vocación. Trabajaba para la beneficencia, quería ese trabajo humano. Era muy respetado por ser una persona muy legal, muy seria, comprometida. Lo tenía todo, por eso mucha gente lo quiere tanto. No me extraña. 

-¿Qué le dice la gente después de que se confirmara que son sus restos?

-No estoy en San Fernando, vivo en Madrid, y no he ido por allí. Pero mucha gente me ha escrito para darme la enhorabuena y decirme que se merece que se le haga un acto el día de su entierro con todos los honores.

-Es muy sorprende la historia de las losas.

-Mi madre lo contaba siempre: que el día que lo fusilaron dos mujeres fueron por la noche al cementerio y lo rodearon con unas losas, para que si algún día lo buscaban lo identificaran. También le taparon la cara. En las excavaciones de la fosa común aparecieron las losas, cuando se estudiaron los restos exhumados coincidía todo. Mi abuelo tenía un cáncer en la cara, en el análisis de los huesos sale. ¡Qué de datos aporta el estudio antropológico! La edad, el tipo de trabajo que desempeñaba...  

Ves que le quería la gente como para salir esa noche, en un tiempo en que cada dos por tres había fusilamientos, y arriesgarse. Fueron al cementerio. Lo pienso mucho. ¡Qué valientes! ¡Qué valor! Yo no sé si sería capaz de hacerlo. Mi hermano contaba que eran hijas del director de la Fábrica San Carlos. Éramos diez hermanos y cada uno contaba la versión que recordaba su memoria. Yo no lo recordaba pero sí el nombre de ese señor, Benjamín, de escuchárselo a mi madre.

Los buscaron y los mataron, fue muy fuerte. Muy fuerte para esperar 87 años, con lo que ha costado, y que salgan las pruebas de ADN negativas. Es horrible. Pero seguimos luchando, a ver si cambian y piden dientes en lugar del fémur y salen más positivos. Vamos a seguir. En eso estamos luchando para reclamar que esto cambie. Tenemos una asociación, Amede, ejemplar, luchadora y comprometida hasta el final. No nos conformamos con el no, luchamos por el sí.

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