Salvo espantada de última hora, parece que nuestra presidenta autonómica Susana Díaz ha decidido dar el paso y que presentará su candidatura a la secretaría general del PSOE el próximo día 26 de marzo. Vistos sus rivales, sus aptitudes y actitudes, confiemos por el bien general en que tenga suerte y logre su objetivo, porque la victoria de cualquiera de ellos no sólo rompería el partido socialista, sino que lo inhabilitaría como alternativa de gobierno durante muchos años. Aunque espero que los socialistas y la izquierda en general -Podemos en particular- estén durante muchos años alejados del poder, es imprescindible un PSOE fuerte. Un PSOE potente y creíble es bueno para la democracia, para las instituciones y para España. Incluso para el propio PP, que tendrá que exigirse más y trabajar duro para mantener la confianza de quienes les votamos.

Con ocasión de este anuncio y desde el Partido Popular, Juanma Moreno, con seguridad el próximo presidente andaluz, ha exigido la dimisión de Díaz por entender que no se va a ocupar adecuadamente de los problemas de Andalucía. Creo que en este caso se equivoca. Susana Díaz y el PSOE deben abandonar el gobierno autonómico, pero no así. Su nefasta gestión sanitaria, su empecinamiento en el agravio de mantener ese expolio llamado impuesto de sucesiones o sus múltiples episodios de corrupción, deben ser la causa, no el hecho de presentarse a la secretaría general del partido o que legítimamente aspire a la candidatura a la presidencia del gobierno español.

Casi todos los votantes, a izquierda y derecha, valoramos cada vez más la coherencia. Y, en este caso y en este momento, pedir la dimisión de la presidenta no es coherente; me atrevo a decir que ni siquiera es justo. En el Partido Popular hay no pocos dirigentes que simultanean importantísimos cargos orgánicos con muy relevantes puestos en el gobierno, y lo hacen con dedicación, competencia y solvencia en la mayor parte de los casos. No podemos exigir a los demás lo que no nos aplicamos a nosotros mismos. Susana Díaz y el PSOE dejarán el gobierno andaluz, sin duda, pero deben hacerlo como merecen: en las urnas, reprobados por los andaluces en unas elecciones autonómicas y con una gran mayoría para la hoy oposición: así sí habrá justicia y coherencia.

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