En estos tiempos que corren en los que la vida nos obliga a digerir sinsentidos como el asesinato del pequeño niño almeriense Gabriel Cruz -a manos, todavía presuntamente, de la novia de su padre- mostrándonos una vez más que la maldad humana no tiene límites -por mucho que nos empeñemos en pensar que todo el mundo es bueno-, noticias como la que conocimos hace unos días sobre Paul Newman a algunos nos invitan a tomar a esa gran persona que fue ese, uno de los más grandes actores de la historia del cine, como ejemplo a seguir. Supongo que ya sabrán a lo qué me refiero, porque ha salido en todos los telediarios y lo han publicado todos los periódicos. El bueno de Blue eyes -Ojos azules-, como le llamaban sus compañer@s, estaba inmerso en el rodaje de la película titulada en España como Al caer el sol, cinta que fue estrenada en 1998, que cuenta la historia de un chantaje que deviene en asesinatos múltiples y en la que se hace una exploración psicológicamente perfecta y hasta freudiana de los sentimientos de un puñado de personas que ya están de vuelta en el arte de vivir y a quienes salpican esas muertes, un detective privado, un actor millonario y la esposa de este: Gene Hackman, Paul Newman y Susan Sarandon. Por cierto, merece la pena, si tienen tiempo, que revisen esta película que atesora el buen hacer de tres monstruos del Séptimo Arte.

Pues bien, que me desvío del asunto. Paul Newman se fue a la tumba sin contarlo y no se hubiera sabido si no lo cuenta Susan Sarandon -para mi una dignísima heredera de Bette Davis, tan heredera que por heredar no sólo ha heredado el arte de la Davis, sino también sus ojos, esos ojos a los que le cantaba Kim Carnes- ¿Y qué fue lo que no contó y que seguro que ya todos ustedes saben? Hace unos días, con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Sarandon reveló en la emisora británica BBC Radio 5 que el intérprete de cintas míticas como El golpe, Dos hombres y un destino o La leyenda del indomable le cedió parte de su sueldo en Al caer el sol cuando se enteró de que ella, por ser mujer, iba a cobrar mucho menos que él. Blue Eyes nunca quiso que nadie supiera lo que había hecho -seguramente también otras muchas veces- abrazando aquello que dijo Jesús a sus discípulos de que "no dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha" (Mateo 3:6). Sarandon dijo de Newman que era "una joya de persona", que llevaba por bandera ese pasaje bíblico en el que se defiende que la generosidad es íntima, que forma parte de la esencia de cada persona, y no debe ser aireada. También lo lleva por bandera Bruce Springsteen. Nunca se habría sabido que el rockero donó grandes cantidades para obras de caridad a ONGs en las ciudades en las que ofreció conciertos en su gira de 2012 de no ser porque Cáritas Barcelona lo hizo público después de que se marchara del país. Por suerte, la bondad humana existe.

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