Tinta y borrones

Julia

Julia me dio una lección de igualdad y me hizo pensar en qué punto del camino nos torcemos

Julia va a cumplir seis años y es una de esas niñas que encandila sólo con su mirada. De una fuerte personalidad, está claro que será lo que quiera ser en esta vida y apoyo no le faltará. Julia es una de esas niñas que da lecciones desde pequeña con una seguridad envidiable para muchos de los que vamos adquiriendo miedos con los años. A Julia le gusta el fútbol y le da igual que no sea nada convencional entre las niñas. Ella se ha apuntado al equipo y entrena todos los viernes por la tarde. Disciplinada y entregada; es una gozada verla cruzar la pelota y socializar con unos compañeros que la tratan de igual a igual, sin tener en cuenta que el complemento perfecto a su equipación del Barça es un lazo rosa. Julia jugó el otro día de portera y se marcó cuatro paradones para regocijo de su equipo. Al terminar el partido, cuando todos recogían su bártulos y abandonaban el campo, los niños se acercaban a Julia y le decían "¡eres una porteraza!; ¡pero qué buena eres Julia!" y ella no cabía en sí de alegría.

En la hora larga que estuve viendo jugar a Julia me dio por pensar varias cosas. En primer lugar que ese grupo de niños me estaba dando una lección de igualdad y que no sé muy bien en qué punto del camino nos torcemos y empezamos a adjudicar comportamientos en exclusiva a los niños y a las niñas. Está claro que todo es adquirido y que la educación juega un papel fundamental, pero no podía evitar pensar que ese grupo de niños, sin saberlo, estaba haciendo mucho más por el ansiado cambio de modelo que todas las leyes que hasta ahora se hayan podido impulsar. Julia, además, me dio esperanza en que de verdad las cosas pueden cambiar y quizá ella sea una de las primeras generaciones que no tenga que justificar más allá de sus méritos que está preparada para desempeñar el puesto al que aspire, ni que tenga que sacrificar su vida personal para brillar en la laboral, ni que tenga que dar explicaciones de si va a querer tener hijos o no, ni que tenga miedo de volver sola a casa. Ojalá pase todo eso y, si lo podemos ver juntas, seguro que le diré que ella puso su granito de arena para que todo fuera un poco mejor y ni siquiera era consciente de ello. Y espero que Julia siga siendo inspiración para todos los que tenemos muchas esperanzas en los que vienen y que con el tiempo no pierda esa seguridad y personalidad que la hace única, porque necesitamos muchas julias para este gran reto.

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