En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Aquel 16 de agosto de 1977

El pasado 27 de junio me saltó una alerta en Twitter de Mikel Erentxun -para quien no lo conozca es un músico donostiarra fundador de la banda Duncan Dhu-. Esa alerta incluía un tuit con un escueto: "Acabo de ver ELVIS y vengo tocado. @ElvisMovie". Un día antes a mí me pasó exactamente lo mismo. En un principio yo era reacio a ver la película porque pensaba que su director, Baz Luhrmann, iba a contar la historia del rey del rock mermándola con esa serie de artificios visuales barrocos a los que nos tiene acostumbrados en su filmografía. Nada más lejos de la realidad. La película es frenética y absorbente y presenta a un Elvis muy humano, nada mitificado, con sus luces y sus sombras a través de una compleja existencia que le llevó tanto al cielo como al infierno de la mano de su manager, el sibilino coronel Tom Parker -al que majestuosamente interpreta Tom Hanks-. Por cierto, magistral también la interpretación que hace Austin Butler de Elvis, quien en algunas partes de la cinta imita incluso la voz de ese pionero del rock and roll blanco con alma de negro que bebió de las fuentes más puras del rhythm and blues, de aquel jovenzuelo con tupé que revolucionó la música de los 50, los 60 y los 70 -ya lo dijo el mismísimo John Lennon, "antes que Elvis no había nada"-. Hacía muchos años que una película, como a Mikel, no me dejaba tocado. La última en hacerlo fue Seven, de David Fincher, film fuerte donde los haya por su trágico final. Y de aquello ya ha llovido, fue en 1995.

La historia de este rebelde con causa que cambió la mentalidad de la sociedad estadounidense en particular, pero también la del mundo, en general, vista desde el prisma de Baz Luhrmann, comienza en Elvis de manera arrolladora, recreando la locura que despertaba entre las jóvenes que acudían a sus conciertos, para concluir, después de 159 minutos que pasan volando, con un rey del rock un año antes de su muerte -en imágenes reales- que ya casi no podía sostenerse en pie destrozado por las pastillas, interpretando la inolvidable Unchained Melody, unas imágenes que ponen los pelos de punta. Como le puso los pelos de punta a un chaval que ni siquiera había cumplido los 11 años el telediario de Televisión Española aquel martes 16 de agosto de 1977 en su versión de noche. Ese informativo abrió con la noticia de que Elvis había sido encontrado muerto en su mansión de Graceland con tan solo 42 años. Dicen que uno nunca olvida lo que estaba haciendo cuando suceden cosas muy importantes, y ese chaval, que tenía entonces como música de cabecera -como banda sonora de su vida- la de Elvis y la de The Beatles, se quedó tan tocado por ese suceso como se quedó el pasado 26 de junio con esa película que encarecidamente recomiendo.

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