TeenPolitics

Todo se fue volviendo vacuo, tontuno, así que no cabe ya sorprenderse por cositas como la del PP de ayer

La política internacional se volvió adolescente, cutremente teenager, hace ya largos años. De los viejos próceres estilo Churchill, Suárez u Olof Palme, serios como el portero de un tanatorio, pasamos a otra cosa, a Nico Sarkozy y la Bruni, Berlusconi y su pelaso, Zapatero y su ceja o el borricote de Trump y su peinado estilo bisoñé. Todo se fue volviendo vacuo, tontuno, así que ahora no cabe ya sorprenderse por ver cositas como la que hizo ayer el PP de la Diputación. Voluntariosos y dispuestos, con ese aire de adolescentes relajados que van de viaje a Terra Mítica, los populares se plantaron en la plaza Cardenal Toledo y allí se hicieron un mannequin challenge, moda internaútica ya venida a menos, a Dios gracias, y que consiste en quedarse todos quietos como segadoritas de Lladró o don Tancredos para que alguien lo grabe y así se suba a las redes. Querían denunciar los diputados la parálisis que, a sus ojos, se vive en el Palacio de la Merced desde que los socialistas reconquistaron los despachos nobles en las últimas municipales, así que gran ideaca, debieron pensar, cuando alguien tuvo el teen hallazgo del dichoso mannequin. La crítica, eso sí, tuvo su efecto, porque el PSOE salió a responder airado y virulento, con ese estilo excesivo, teatral, histriónico, teen, propio de un tronista multitatuado y fortachón de Mujeres, hombres y viceversa. Con cierto aire a quinceña que se pelea con las colegas a la salida de una caseta de feria. Mentirosos y desvergonzados fueron algunos de los adjetivos con los que los socialistas recibieron la performance popular. Todo quedó así como salido de foco, pasadote de énfasis, sin apenas fondo y con mucha forma, con mucho ruido y poca nuez, sin que se abordase el auténtico problema de una provincia interior y en buena parte olvidada a la que unos ni otros logran sacar de ciertos problemas ancestrales. Y lo peor es que esta disposición teen y esta respuesta belicosa de perdona, bonita marcan el camino a seguir y dan pistas de que los dos años de mandato que restan difícilmente saldrán de la gestión mediocre y la oposición pinturera. El Palacio de la Merced, como siga así la cosa, amenaza con convertirse en un instituto repleto de espinillas, hormonas y romances de culebrón. Al salir de clase II.

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