La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

¿Queda alguna línea roja?

Se negó a pactar con Bildu hasta que necesitó sus votos: como hizo con los indultos, la secesión o la amnistía

Curioso: Zapatero y Rubalcaba frenaron sendos intentos de los socialistas navarros de colaborar con Batasuna-Bildu. Aliarse con los herederos de ETA les parecía a ambos secretarios generales del PSOE cruzar una línea roja ética y política. No podía siquiera plantearse. Eso creían ellos.

El siguiente líder socialista, Pedro Sánchez, empezó igual: nunca pactaría con EH-Bildu, y estaba dispuesto a repetirlo veinte veces por si alguien no quería darse por enterado. Y así fue al principio. El PS de Navarra dio la Alcaldía de Pamplona entre 2019 y 2023 al candidato de la derecha unida (coalición PP-UPN-Ciudadanos) y repitió la jugada tras las elecciones municipales de mayo de 2023 con la candidata de UPN, cabeza de la lista más votada.

Esta firmeza de cordón sanitario frente a un partido legal, pero tóxico por sus orígenes y por sus objetivos, duró hasta que dejó de convenirle a Pedro Sánchez. Como tantos otros principios y como tantas otras políticas. Como los indultos, como la despenalización de la sedición, como la amnistía, como la extradición de Puigdemont, como el verificador internacional... Todo arrumbado por necesidades del guión. Del guión de su permanencia en el poder.

Guion que en el ámbito vasco exigía ahora saldar uno de los plazos acordados entre PSOE y Bildu para el pago de los seis votos prestados por el partido postetarra para la investidura de Sánchez. Votos bien rentabilizados: Pamplona es como la Jerusalén del independentismo vasco, el santuario soñado por Otegi y los suyos como capital de la Euskal Herria por la que han dado su sangre –y más la de otros– durante más de medio siglo. El paraíso de una minoría, el infierno para la mayoría.

Hay más plazos, y también se pagarán. El más inmediato no es, sin embargo, el más definido: la elección del nuevo lehendakari tras los comicios de 2024. No está concretado porque, dependiendo de los resultados que arrojen las urnas, el cariño del PSOE irá a Bildu o al PNV. El más seguro es el que llevará a un referéndum para que los navarros decidan si unirse al País Vasco o permanecer como comunidad autónoma independiente. Y será tan legal como la Alcaldía pamplonesa de Bildu (eso lo recoge la Constitución). No se olviden de un tercer pago siempre latente: hay muchos terroristas presos que añoran pasar las próximas navidades con sus seres queridos. Aunque ya no los reciban con homenajes populares. Quedaría feo, ¿no?

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