Crónica Personal

Prudencia

El Gobierno ha hecho uso de toda su autoridad, la prueba es que los independentistas están hoy como están

Se escucha mucho por Madrid esa palabra, prudencia, pero es difícil mantenerla cuando no se practica en Cataluña. Sobre todo en Barcelona, una ciudad con la calle tomada hoy por imprudentes. Es curioso que se haya criticado la pasividad de los mossos en varios medios de comunicación y, sin embargo, policías y guardias civiles insistan en que su papel es complicado y responden como deben cuando se les pide que lo hagan.

Prudencia. La está teniendo el Gobierno central pero no el autonómico, la está teniendo el Congreso de los Diputados pero no el Parlament, la están teniendo PP, PSOE y Ciudadanos pero no Podemos, y desde luego no la tienen los partidos independentistas. Algunos de sus dirigentes tienen una doble cara ante la delicada situación. Cuentan que a Oriol Junqueras se le ha visto llorar estos días porque no le acaban de convencer los procedimientos puestos en marcha por Puigdemont y Forcadell, no le gusta nada la CUP y, sin embargo, el Govern al que pertenece se deja instrumentalizar por la CUP. Por otra parte se da cuenta de que su brillante futuro político -veía la Generalitat al alcance de la mano- se le escapa, completamente desprestigiado por acceder a convertirse en la sombra de Carles Puigdemont, que le arrastra en su caída. Llora en privado, pero en público no mueve un músculo al escuchar las barbaridades de Puigdemont, y ya se sabe que el que calla otorga.

A muchos ciudadanos que se sienten españoles de pro les habría gustado que aparecieran tanques en las calles de las ciudades catalanas, y se hacían lenguas de la supuesta docilidad de Rajoy ante los independentistas. Las decisiones tomadas los días últimos les han quitado la razón: el Gobierno ha hecho uso de toda su autoridad, la prueba es que los independentistas están hoy como están, haciendo mucho barullo, pero sin los elementos que les permiten celebrar el ilegal referéndum. Y además de hacer uso de la autoridad, Rajoy ha conseguido lo que hace apenas un mes se consideraría un milagro: el apoyo de Pedro Sánchez a sus iniciativas para bloquear el golpe de Estado. Si se mantiene la prudencia, quizá ese apoyo pueda continuar después del día 1 de octubre, que es cuando se tendrán que mover todas las teclas que pueden pulsar los políticos. Porque es entonces, no ahora, cuando se decide el futuro de los catalanes y de toda España.

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