Marejadilla y oscura

Fracaso que se vio cuando el colectivo convocó ayer una presunta gran protesta a la que acudieron 200 personas

Diversos sindicatos, colectivos y partidos políticos se reunieron a comienzos de año para crear una plataforma reivindicativa que reclamase la mejora de la sanidad pública cordobesa y el fin de los recortes. La idea no es que fuese original, sino que seguía los pasos de los movimientos civiles que arrancaron en Granada con el hoy célebre Spiriman y que luego prosiguieron en Huelva y Málaga. Córdoba es sin embargo una provincia singular, lo que explica que aquellas primeras reuniones quedasen en nada. Bueno, en algo sí: en disensión. Grupos cercanos a Ganemos e IU se llevaron el debate a su campo y en una asamblea celebrada en el Rey Heredia, escenario tan simbólico, se decidió dejar fuera a las fuerzas sindicales, mientras que otros grupos de carácter no ideológico se alejaban del movimiento al entender que estaba politizado. A pesar de esas ausencias nacía allí la Plataforma Marea Blanca y se conseguía algo que Antonio Maíllo, líder de IU en Andalucía, dejó bien claro a finales de año en una de sus visitas a Córdoba: liderar, según sus palabras, el movimiento crítico cordobés con los recortes sanitarios. Según sus palabras digo porque el término me parece dulzón y yo hablaría más de manipular que de liderar. El caso, manipulación o liderazgo mediante, es que aquí nació una Marea Blanca ideada desde arriba, política e ideologizada, y por ser así su fracaso estaba cantado. Fracaso que se vio ayer cuando el colectivo convocó una presunta gran protesta a la que acudieron unas 200 personas, entre los que se encontraban, como era de suponer, cargos de IU y Ganemos. Estaban allí los de siempre. Es decir, que más que una Marea Blanca a la granadina eso parecía una marejadilla oscura. Y no significa eso que los cordobeses no estemos cansados con los manejos de PP y PSOE, sino que burdas manipulaciones no cuelan. Menudo favor que le hacen estas gentes (que se autodenominan la gente) a una sociedad civil como la cordobesa, pasiva y fragmentaria. Otra oportunidad perdida de vertebrar una ciudad desde abajo, desde sus gentes (estas sí gentes) de diversa ideología y condición. Otro barquito que se nos va navegando por el río hacia el ancho mar de la incapacidad.

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