Cattana

Gata Cattana fue un ejemplo de talla artística, actitud ante la vida y ambición intelectual

Gata Cattana era el nombre artístico de Ana Isabel Sánchez, una chica del municipio de Adamuz que el pasado mes de marzo murió por culpa de una enfermedad coronaria. Rapera y poeta, con el pasar de los meses su figura se va convirtiendo en leyenda y va trascendiendo los estrechos límites del rap, un género a menudo hermético, quejicoso y autocomplaciente. A eso también contribuirá su nuevo disco, el cual ella ultimaba cuando le sobrevino la muerte y que saldrá a la venta el 7 de octubre bajo el nombre de Banzai. El éxito póstumo parece pues garantizado, y merecido resulta pues el talentazo de esta artista se aprecia sin que haya que ser especialista en su género. Muy lejos del clásico lloriqueo de tantos raperos patrios, Gata Cattana, gracias a su amplia formación, introduce en sus letras filosofía y literatura, numerosas referencias de la cultura popular y también de la alta cultura. Así ocurre por ejemplo en el que es su tema más famoso, Lisístrata. Una canción combativa y feminista, dura, nada que ver con los pastelones feministas al uso, por la que se pasean desde Silvia Federici a Nietzsche pasando por Unamuno, Freud o Rosa Luxemburgo. O en la que más me gusta de ella, Gothan, un tema que desde su mismo título es un canto urbano, una metáfora del acabamiento y la muerte, que tiene mucho de premonitorio y algo del fantasmal García Lorca neoyorkino. Si son curiosos, de verdad que les animo a que conozcan la música de esta mujer singular y talentosa, que además era nuestra. Y en Córdoba, ahora que el aniversario de su muerte se va acercando, no estaría de más ir preparando algún tipo de homenaje que la reivindique como ya se ha hecho en su pueblo o en Granada, la ciudad en la que estudió. Ahora que tanto se demoniza a la juventud sin entenderla y desde el tópico más generalista y ramplón, no estaría de sobra proyectar la imagen de Gata Cattana como un ejemplo de talla artística, actitud ante la vida y ambición intelectual. Ella murió joven y jóvenes quedarán por siempre sus canciones, mecidas entra la poesía de lo cotidiano, la rabia trascendida y la acidez existencial. Pecado sería olvidarla.

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