Secuestro sin repercusión

La repercusión mediática de condena del secuestro no se corresponde con la gravedad del delito en que incurren los secuestradores

Si es correcta la información de que dispone el autor de esta "opinión", sucedió allá por el día 7 del pasado mes: En un lugar que no era precisamente La Mancha, sino Malí, en África, una religiosa -Gloria Cecilia Narváez Argoti- de nacionalidad colombiana y perteneciente a la comunidad religiosa Hermanas Franciscanas de María Inmaculada fue objeto de secuestro.

La brutal y violenta agresión privativa de libertad se produjo, precisamente, cuando la susodicha religiosa realizaba su labor de toda su vida: La ayuda a todos los desahuciados... de la vida. Concretamente, se encontraba en un orfanato desempeñando las funciones propias de una buena madre: Cuidando, con todo el cariño, a niños huérfanos chiquitos carentes de padres biológicos y, en consecuencia, del cariño que estos podrían dispensarles. Actividad ésta que no le impedía dedicar una parte de su tiempo a alfabetizar a todo quisque y, especialmente, a mujeres adultas de las que también se preocupaba en promover su incorporación al mercado de trabajo en condiciones dignas.

Es decir: El secuestro de la religiosa no sólo supone la privación de la libertad de la misma: Es una desgracia que implica la orfandad de muchos niños de cero a cinco años, lo que, a nuestro juicio, acredita, por una parte, la naturaleza criminal del secuestro; por otra, la total carencia de sentimientos de los secuestradores. A la hora de rellenar este espacio, seguimos sin noticia alguna acerca del paradero y suerte de la dicha religiosa. Mientras, la Comunidad Religiosa a la que pertenece la secuestrada de referencia pide a los cristianos oración "… por la liberación de ella y la de tantos cristianos retenidos en oriente".

Como cualquier humano bien nacido, el autor de esta "opinión" rechaza y condena cualquier acto de violencia. Mucho más si dicho "acto" implica privación de libertad. Y hace expresivo su deseo de que el criminal suceso que supone el secuestro de la religiosa -"y la de tantos cristianos retenidos en oriente"- no dure ni una hora más. Este sentimiento de Las Tendillas es el generalizado de todo "bien nacido". Pero la repercusión mediática de condena del secuestro nos parece mínima: No se corresponde con la gravedad del delito en que incurren los secuestradores.

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