Lo peor no es la derrota sino cómo se produce. El Córdoba no pasa por su mejor momento, es evidente y los números no dejan lugar a dudas. El Almería pasó por encima del Córdoba y dejo al descubierto las carencias que esta plantilla ha evidenciado desde el principio. La dolorosa derrota cosechada en tierras almerienses volvió a dejar al descubierto las dificultades defensivas de este grupo, agravadas por la baja de larga duración de Deivid y las frecuentes ausencias de Cisma. Bijimine volvió a pasarlas canutas cuando tuvo que defender dentro del área. En 10 metros le sacaron cinco. Doloroso. Héctor Rodas no es Deivid. Y sus espaldas ya no las tiene tan cubiertas. Caro en el lateral también sufre y aunque pueda aportar algún gol en acciones a balón parado no está jugando en su puesto.

Aplicar el sentido común parece algo muy complicado a tenor de lo que estamos viendo. Tal vez podamos equivocarnos pero en situaciones de déficit de centrales, ¿no sería más lógico que Caro jugara en su sitio y Antoñito ocupara el lateral derecho? Ya en la pasada campaña el equipo estuvo entre los más goleados de la categoría y le salvó la demoledora pegada que tuvo arriba y el colchón de puntos de la primera vuelta. A pesar de este dato, el club no apostó por incorporar jugadores de jerarquía para el centro de la defensa. Incluso ahora la lesión de Deivid permitiría incorporar a un jugador, pero parece que el técnico no lo ve necesario. Tal vez después de lo visto en Almería piense de otra manera. El partido que se marcó su equipo en defensa debe remover las conciencias blanquiverdes para poner soluciones. Tres goles en 25 minutos y alguno en jugadas con evidentes síntomas de impotencia física deben llevar a la reflexión. Algo debe ser cambiado y no porque lo diga yo, un modesto hombre de fútbol, es que resulta una necesidad ya ineludible. Hay que parar la sangría porque todavía se está a tiempo. Pero las soluciones deben llegar pronto porque viene el Mallorca y porque la pequeña ventaja de puntos ya se esfumó.