El Festival de la Guitarra es una sucesión de vaivenes. Del rock al flamenco, del jazz al pop, de lo solista a lo sinfónico. Así se puso de manifiesto ayer, con un programa de gran variedad (y gran calidad) protagonizado por Manuel Barrueco, Javier Barón y Andrés Calamaro. Un virtuoso de la guitarra clásica, uno de los referentes del baile flamenco en la actualidad y un rockero adorado por las masas.

Fue Barón el que abrió la jornada con un espectáculo que se llama, precisamente, Vaivenes, en el que el sevillano propone un acercamiento a sus recuerdos de infancia, a sus primeros contactos con el arte flamenco. Un homenaje a sus maestros y a la impronta que dejaron en él, acompañado al baile por Carmelilla Montoya, Ana Morales y David Pérez, Miguel Ortega, David Palomar y Jesús Méndez al cante, Rafael Rodríguez y Javier Patino a la guitarra, Raúl Rodríguez (tres cubano), Alexis Lefévre (violín) y Juan Ruiz (percusión).

La segunda cita del día tuvo como protagonista a Manuel Barrueco, uno de los artistas que más veces han actuado en el Festival de la Guitarra, dejando siempre la impronta de un gran intérprete de guitarra clásica. Cinco piezas de Piazzolla y la Sonata para guitarra (primera interpretación en España) de Roberto Sierra formaron parte de un concierto celebrado en el Teatro Góngora, recuperado felizmente para la actividad cultural de la ciudad.

Y Calamaro, de nuevo en el Teatro de la Axerquía y conmemorando el décimo aniversario de El Salmón (2000), su grabación discográfica integrada por cinco cedés y un centenar de canciones. El artista cumplió su promesa de que en esta nueva gira española el público que acuda a los conciertos podrá escuchar a un verdadero grupo de rock, con la inspiración de las melodías y el espíritu de compromiso y libertad con la música y el género que son las cualidades originales del rock de guitarras y amplificadores: el rock de siempre. Así, estuvo acompañado por una banda de músicos con habilidades extraordinarias como solistas: José Manuel Crespo (batería), Alfonso Pérez (teclados), Cándido Avello (bajo) y las guitarras de Eugenio Galo, Julián Kanewesky y Diego García. Una gran velada de rock en la que el prolífico artista alternó algunas de sus canciones más emblemáticas con otras menos conocidas.

Por otra parte, ayer comenzó otro de los cursos incluidos en el programa formativo del festival, Naturaleza y forma de la guitarra flamenca, dirigido por Manolo Sanlúcar.