Córdoba

Décimo aniversario con las mejores galas

Al paso y con el uniforme de gala, el Escuadrón de Escolta Real centralizó ayer la agenda durante la inauguración de la décima edición de Cabalcor, que -más allá de la trifulca política generada por el homenaje a Cañero- salió a la calle con su mejor aspecto. Los uniformes azules de las ocasiones especiales y los caballos de pura raza española atrajeron la atención de miles de personas, que no quisieron perderse el primer espectáculo que la Guardia Real ofrece en la ciudad.

La marcha, que partió a las 19:00 de las Caballerizas Reales, atravesó el paseo de la Victoria, las avenidas de Cervantes y América, Ronda de los Tejares, el Vial Norte, Conde de Vallellano y varias avenidas del Sector Sur y el Campo de la Verdad al ritmo de una banda de clarines y timbales que estrenó Caballería flamenca, expresamente compuesta para la ocasión. En total, 28 caballos de pura raza española, nueve pertenecientes a la escuadra de batidores, cuyos jinetes lucieron capa negra. Como curiosidad, los dos timbaleros, obligados a dirigir sus caballos con los pies, destacó el teniente Navas, uno de los organizadores del cortejo. La banda interpretó marchas como Diana y Polka, "típicas" de este tipo de actividades.

El escuadrón de Escolta Real es la única unidad montada de caballería de las Fuerzas Armadas españolas aparte del escuadrón de caballería de la Guardia Civil, con una labor meramente policial. Sus instalaciones se encuentran en el cuartel La Reina, en el barrio de El Pardo de Madrid, desde donde jinetes y caballos se trasladaron hace varios días a Córdoba. Su "cuidada uniformidad y su magistral puesta en escena" fueron ayer los puntos fuertes de Cabalcor. "Es una satisfacción estar en Córdoba", dijo el teniente coronel Carlos Prada antes del desfile. "Queremos contribuir a que luzca la feria y a apoyar al pura raza", se propuso.

El Escuadrón de Escolta Real, compuesto por personal del Ejército de Tierra, generó gran expectación en su recorrido por la ciudad. Sus raíces están en 1504 cuando el rey Fernando el Católico creó la Guardia de Alabarderos, lo que la convierte en la Guardia Real más antigua de Europa. Su principal función es la de proteger la seguridad física tanto del Rey como de su familia, en La Zarzuela y en los lugares que se le encomiendan, y dar escolta solemne a Don Juan Carlos y a los jefes de estado extranjeros en visita oficial a España, aunque ayer sacó a pasear por Córdoba su lado más festivo y vistoso, lo que atrajo a su paso a cientas de personas desde su salida del edificio de las Caballerizas Reales.

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