La iglesia de San Lorenzo abrió por tercera vez su puerta durante esta Semana Santa para que la hermandad del Calvario hiciese su estación de penitencia. Al igual que sucedió en la salida de la Entrada Triunfal el Domingo de Ramos y la del Remedio de Ánimas un día más tarde se dieron cita decenas de fieles esperando reencontrarse con el Señor y su Madre.

Antes de clavar la mirada en ambos pasos fue el turno de encontrar un buen sitio para poder recoger la mejor estampa, agradeciendo siempre estar a la sombra ante las altas temperaturas a las que tuvo que hacer frente la corporación del Calvario de camino hacia la Catedral. La llegada de la cordobesa Banda de la Salud, que acompañó por primera vez al Señor por las calles de la ciudad, presagiaba ya que la puerta del templo fernandino se abriría en un momento a otro. Lo hizo puntual cuando pasaban 40 minutos las cinco de la tarde. Con la algarabía de la juventud muy latente a esas horas, los nazarenos con túnica, capa y cubrerrostro morado y cíngulo morado y dorado fueron avanzando poco a poco. Luego se hizo el silencio para que los costaleros solventasen con clase la dificultosa salida de San Lorenzo. Sin embargo, el calor hizo tanta mella que un miembro de la banda del Naranjo tuvo que ser atendido por los sanitarios tras sufrir un duro golpe de calor. Fue sólo un susto, mientras los presentes clavaban la mirada en el Gólgota. El dulce andar de los costaleros del Señor hizo que éste enfilase hacia la Magdalena, San Pedro y la Catedral. Pocos metros más atrás marchaba Nuestra Señora del Mayor Dolor, que caminaba con paso firme bajo los sones de la banda astigitana de Amueci.

Con la marcha de los dos pasos de San Lorenzo, la bulla se disipó en busca de nuevos enclaves para poder seguir a la corporación morada del Calvario, que regresó ya pasada la medianoche al calor de su barrio.