FUE sólo un segundo, acaso dos, pero el tiempo suficiente para que quienes ayer estaban en ese momento frente a la pantalla del televisor soltaran su exclamación preferida. Un programa ofrecía imágenes de la recepción ofrecida la noche anterior por los Reyes a la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal, en el palacio del Pardo. Unos planos ofrecían a don Juan Carlos y a doña Sofía revestida de mantón de manila. Otros, a los invitados, como Pitita Ridruejo o Isabel Preysler, quienes brillaron como reflejo de una época perdida en favor de la ordinariez actual. Pues en un brevísimo flash se pudo ver a la esposa de Miguel Boyer conversando con un señor que era exactamente igual que Antonio Sánchez Villaverde, el alcalde de Montoro. Tanto es así, que en esta localidad ribereña casi todo el mundo se llamó por teléfono para confirmar si era cierto o no lo que acababan de ver sus ojos.

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