La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Gutiérrez Solís

BUEN día tuvo que ser el sábado para el novelista cordobés Salvador Gutiérrez Solís, que se alzó con el Premio Andalucía de la Crítica y vio como su Real Madrid del alma goleaba a un correoso Levante. En Twitter, herramienta que maneja bien, puso entre mensaje y mensaje de agradecimiento: "¡Gol del Pipa!". Lástima que nuestro Córdoba, que su Córdoba, no le diese otra alegría ayer para completar un fin de semana glorioso. No afea tal asunto en todo caso lo logrado, un premio que permite pensar en un ensanchamiento del número de lectores de un autor con sello personal, con mundo propio, y que transita desde hace ya tiempo en la madurez creativa. O sea, no es un galardón que descubra nada al lector avisado -por algo publica sus obras en la mítica colección Áncora y Delfín de Destino- pero sí que significa mucho en su proyección. Creo que alguna vez he dicho que Gutiérrez Solís nació en esto de las letras como un narrador perdido en tierra de poetas, digamos que la oveja prosaica descarriada del profuso rebaño de la Córdoba lírica. Coetáneo y amigo de poetas tan señalados de su generación como su compadre García Casado o Eduardo García, sospecho que nunca le ha dado por emborronar versos pues lo que en él late es la pulsión de una prosa voraz, inacabable, creciente, que ha ido dejando en sus libros y también en miles de páginas de este diario desde el mismo día de su fundación. Apegado a la realidad, pendiente del detalle, sospecho que consumidor compulsivo de periódicos, libros, discos, televisión, cómic y películas desde la infancia, Gutiérrez Solís es sin embargo un escritor con pinta de hombre corriente y sonriente, de oficinista con jersey de cuellito de pico con el que te tomas la mar de a gusto un par de cañas hablando de cualquier bagatela, del tiempo mismo. El caso, sin embargo, es que su prosa se ahonda y depura con los años y que su buen ojo psicológico para los personajes y el pequeño detalle se perfecciona. De El escalador congelado, la novela con la que ha ganado el Andalucía de la Crítica, sólo diré que me la leí en un par de sentadas, un fin de semana de resfriado, entre pañuelito y pañuelito de tisú, y me sirvió de lenitivo. Novela sobre la madurez, sobre los sueños por cumplir, sobre el aliento y el desaliento, sobre el paso de los años y su peso, El escalador congelado camufla en la limpieza de su prosa una estructura compleja, propia de un lector ducho y un escritor avezado, curtido en mil folios con la vocación del grafómano. Me alegro mucho de que Gutiérrez Solís no se congele y de que poco a poco escale hacia sus sueños. Unos sueños que no dejan de ser también los sueños de este (su) periódico.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios