XXVIII festival de la guitarra de córdoba

Amador Rojas desenmascara en clave flamenca la agitada vida de Frida Kahlo

  • El bailaor da vida a esta luchadora artista mexicana en el montaje 'Kahlo Caló', que llega hoy al Gran Teatro

El aniversario de la muerte de la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-2007) ha inspirado a numerosos artistas, que han celebrado este centenario preparando muestras y homenajes que se han desarrollado por todo el mundo. El flamenco también ha querido recordar a esta enigmática mujer a través del espectáculo Kahlo Caló, representado por la compañía de Amador Rojas, que llega esta noche a las 21:30 al Gran Teatro.

Esta singular propuesta hace flamenco de la vida de la pintora, expresando sus miedos, dolores, luchas y tormentos a través de las bulerías, los tanguillos, soleares, alegrías y el quejío. El protagonista del espectáculo es el propio Rojas, que se mete en la piel de la artista para presentar un montaje de casi dos horas que ofrece una visión inédita de esta creadora. El bailaor se funde con la pintora para convertirla de Kahlo en Caló, un juego de palabras que sirve para poner nombre a la obra. Rojas estará acompañado en el escenario por un cuerpo de baile, un actor, un grupo de músicos y cantaores en directo. Kahlo Caló está compuesto por 13 escenas que hacen un recorrido por la azarosa vida de la pintora mexicana para mostrar al público su dolorida biografía. El espectáculo se estrenó el pasado mes de enero en el Teatro Villamarta de Jerez y ha pasado por varias ciudades.

Esta artista, símbolo de la mujer independiente y liberada, se desenmascara en este espectáculo flamenco, que exhibe al público sus sentimientos. Amor, dolor, voluntad, derrota y sufrimiento persiguen a esta mexicana durante toda su vida, aunque también ayudan a engrandecer su creatividad a la vez que hacen especial su obra. No todo es negativo en la existencia de Kahlo, porque por otra parte el optimismo, el coraje y los amores renacen entre soledades y avatares. El sentimiento que transmite el flamenco se une a la aflicción de la pintora a través de una gran interpretación y una puesta en escena con poca luz pero con mucho color. Es un homenaje sincero y emotivo cuya dirección artística corre a cargo de Rafael Estévez y que cuenta con el patrocinio de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.

El baile de Rojas se intercala con los monólogos de Alejandro Peña, que explica algunos detalles de la representación, a veces incluso usando palabras de la propia pintora. La obra es arriesgada desde el momento en que está protagonizada por un hombre que da vida a una enigmática mujer coja -física y psicológicamente- por las vicisitudes que sufre en su vida. De niña contrajo la polio y más tarde tuvo diversas enfermedades, lesiones y operaciones que la marcaron con el sufrimiento desde temprana edad a la vez que la introdujeron en el mundo de la pintura para paliar el aburrimiento que le provocaba estar postrada en la cama. Así hizo un primer autorretrato al que seguiría una larga serie en la que expresó los eventos de su vida y sus emociones.

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