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Las razones del atasco ofensivo

  • La ausencia de hombres clave ante el Numancia vuelve a mostrar las carencias de una plantilla muy limitada.

  • La prueba de Luis Carrión de jugar de salida con dos puntas natos en el ataque se torna en fracaso.

Piovaccari pelea un balón con Ruiz de Galarreta ante la presencia de Unai Medina.

Piovaccari pelea un balón con Ruiz de Galarreta ante la presencia de Unai Medina. / josé martínez

El Córdoba camina a duras penas hacia la salvación, con la tímida reacción de las últimas semanas como esperanza pero con la preocupación de que cualquier obstáculo en el camino supone un mundo para un equipo cuyos recursos son bastante limitados. Ante el Numancia, la acumulación de contratiempos evidenció de nuevo las carencias de una plantilla que, más allá del once inicial que Luis Carrión tiene en mente, ofrece pocas alternativas más para la forma de jugar que más o menos le ha funcionado al técnico catalán. La baja de hombres clave en la medular agudizó los problemas para generar algo de fútbol fluido y la probatura de jugar con dos puntas natos resultó siendo un fracaso. Síntomas todos estos de que el CCF es un conjunto cogido con pinzas y carente de un fondo de armario que realmente le sirva para responder con solvencia a los vaivenes que depara la competición.

En las últimas semanas, el conjunto blanquiverde había sorteado con más o menos éxito las bajas puntuales de hombres importantes. Es en la línea medular, la más importante por la forma de articular su equipo que tiene Luis Carrión, donde las ausencias se han multiplicado en los últimos compromisos y ante tal acumulación el equipo terminó por colapsar ante el Numancia en lo que a juego se refiere. La lesión de Juli ya costó una readaptación pero han sido las ausencias de Edu Ramos y Aguza las que han terminado de mostrar las costuras del equipo. Y es que el doble pivote titular para el técnico es vital en la forma de iniciar el juego del Córdoba. Ante el Numancia, Javi Lara se vio obligado a retrasar su posición, generando más un problema que una solución al equipo. Por un lado, el CCF perdió la lucidez del montoreño cuando juega cerca del área rival. Además, el cordobés ralentizó en exceso el juego, conduciendo demasiado el balón y facilitando la labor defensiva del rival. La falta de apoyos a la hora de asumir la responsabilidad creativa tampoco se lo puso fácil.

Faltaron Aguza, Edu Ramos y Juli y el equipo lo notó sobremanera en el centro del campo

Por fortuna, de cara al choque ante el Sevilla Atlético Carrión podrá contar, si no surge un nuevo contratiempo, con sus tres centrocampistas titulares. El eje de un equipo que, sin enamorar con su juego, sí que nota mucho su ausencia cuando alguno de los tres, o incluso dos de ellos, están fuera.

Entre lesiones y sanciones, las bajas se han cebado además con el Córdoba en los costados. Ni Juli ni Pedro Ríos han podido participar en los dos últimos choques, dejando al bloque sin demasiadas alternativas en las alas y provocando que su juego se vuelva algo más predecible y atascado por el centro. Ante el Numancia, Antoñito regresó como solución para el carril derecho, pero evidenció pronto que físicamente aún no está bien del todo para ser incisivo en ataque y que sus dificultades defensivas siguen siendo importantes.

Consciente de las carencias de su equipo por las ausencias que arrastraba, Carrión trató de ganar más pegada ante el Numancia colocando dos puntas natos. Por primera vez en la temporada Rodri y Piovaccari jugaron juntos desde el inicio de un partido y el resultado no pudo ser peor. Un tiro entre los tres palos contabilizó el conjunto blanquiverde y llegó en el minuto 80, obra de Rodri. La falta de hombres para jugar por los costados y las dificultades colectivas del grupo para transitar el balón desde la defensa hasta el ataque convirtieron a los dos puntas en poco menos que dos islas alejadas del resto del equipo, casi siempre fiados a la suerte de un balón largo o una jugada individual que ante el Numancia nunca llegó. Por su movilidad en todo el frente ataque, Rodri necesita de jugadores por detrás que sean capaces de asociarse, de ahí su mejoría tras el descanso, cuando el equipo recuperó su habitual esquema de un solo punta. Piovaccari, por su parte, tiene una potencia y una fortaleza muy valiosas si se explotan dentro del área, pero que sirven de poco si el italiano tiene que jugar a 20 metros de la portería rival.

Teniendo en cuenta todos estos condicionantes y las carencias del fondo de armario del que dispone el Córdoba, no es de extrañar el colapso en cuanto al juego que el conjunto blanquiverde sufrió ante el Numancia. Uno de los partidos con menos bagaje ofensivo que se recuerdan en El Arcángel dejó, al menos, un punto en casa. Eso sí, también quedó bastante patente la sensación de que el equipo está cogido con pinzas y que las ausencias pesan más de la cuenta.

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