Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

Vergüenza de Feria

ANA Morales estará contenta. Como no se logró echar fuera del barrio a botellazos a los vecinos de Ciudad Jardín, con este nuevo órdago social se va a terminar echando a los cordobeses de su propia ciudad. Primero, de la Feria, porque ya sabemos que la Feria es un parque temático de alcoholismo legal. Tenemos un Ayuntamiento tan tolerante que nos lanza a los ciudadanos el reto de tragarnos su resaca. Esto es lo que ha ocurrido con la Policía Local, desbordada, claro, según el sindicato CSIF. La verdad es que se entiende: si "los dos únicos policías" destinados a vigilar las masificaciones en la zona habilitada para el botellón, en el Balcón del Guadalquivir, tienen que vérselas con 3.000 bebedores, el agobio resulta comprensible. Si a eso le sumamos que la gente se fue hacia la portada y el puente del Arenal, tenemos no sólo que los agentes "temieron por su seguridad personal", sino por la de todo el recinto, absolutamente colapsado. De "descalabro", lo califica el CSIF: tuvo que acudir la Policía Nacional, desalojando con furgones a los miles de jóvenes que hacían botellón en el carril de emergencia.

Los sindicatos han denunciado esta barbaridad, esta ausencia completa de planificación y organización: así, la reunión del comité técnico profesional tuvo lugar el 20 de mayo, sólo 20 horas antes de que empezara la Feria. Según el CSIF, el responsable del plan de seguridad y tráfico "dejó patente que sus pretensiones eran las de garantizar la seguridad de los policías en primer lugar, y a posteriori la de los ciudadanos". Como es un desastre, ninguna de las dos. Lo cuentas fuera de Córdoba, que la seguridad ciudadana era secundaria, y de verdad que la gente no se lo cree.

Esto es una vergüenza: de Feria y de ciudad. No creo, en realidad, que Ana Morales ni nadie pueda estar contento con semejante desastre, pero esta chica sigue en el Ayuntamiento después de haber invitado a los ciudadanos de Ciudad Jardín, hace unos años, a largarse del barrio si no les gustaba el botellón. De aquellos polvos estos lodos, convertidos ahora en mierda tumefacta, en varios miles de vidrios, toneladas de basura, paisaje de batalla que luego hay que limpiar con el dinero público. ¿Tenemos, de verdad, una conciencia del dinero público? ¿Sabemos que es el nuestro? ¿Que tanto uso indebido, irresponsable, es un robo continuo, y también a los padres de estos 3.000 chavales? No voy a ser yo quien critique la necesidad de fiesta individual y colectiva, pero ya lo denunciamos hace dos semanas en otra columna, Botellón europeo. Con este Ayuntamiento la realidad supera siempre la peor predicción. ¿Y todos los que quieran acudir a la Feria, en plan caseta y tal? Mejor cambian de ciudad. Córdoba: Capital Europea del Vómito. Que sí, que nos la dan.

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