El fuste

Jesús Cabrera

La crisis de los libros

EL anuncio del cierre de la librería Luque es una de las peores noticias culturales ocurrida en la ciudad en los últimos tiempos. Generaciones de cordobeses se han formado con los libros de este establecimiento que nació en Diego de León, pasó a Gondomar, donde adquirió la supremacía; se mudó en la misma calle cuando en Cruz Conde tenía una aventajada colaboradora. Cerró en silencio el segundo local de Gondomar y el de Cruz Conde anuncia que echará la persiana en un futuro indeterminado. Esta noticia coincide en el tiempo con el estudio que revela que la compra de libros ha descendido en España siete puntos en el último año. Parecía que este sector iba a quedar indemne de la crisis, como señalaban los datos en un primer momento, pero finalmente también le ha hincado el diente. Una pena. Sin establecer una relación de causa efecto entre ambos hechos, la sensación que dejará la Luque será de nostalgia y de orfandad, porque una librería es lo más parecido a una farmacia de toda la vida, donde el cliente tiene plena confianza en quien está detrás del mostrador tanto para tomarse la pastilla que le recomienda como para leer el libro que le sugiere. A partir de ahora esto será más difícil. Las grandes superficies, por mucha oferta que ofrezcan, nunca podrán cubrir el papel del librero de toda la vida, del hombre culto conocedor de sus clientes, de sus gustos y aficiones. A partir de ahora ya no habrá mostradores en los que charlar; sólo estarán las cajas registradoras.

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