Desde la ribera

Luis J. Pérez-Bustamante

La triste realidad de la Colecor

A estas alturas, a pocos habrá sorprendido la esperpéntica situación que vive Córdoba con la multa a Rafael Gómez. El nuevo capítulo de caducidad del proceso sancionador no es más que la constatación de una certeza muy difundida por la ciudad: el empresario aflojará los 25 millones de euros cuando Córdoba tenga puerto deportivo. Día arriba, día abajo. Tal es la consciencia que hay en la ciudad de esta realidad que lo que más ha llamado la atención en todo este embrollo ha sido la timidez con la que ha actuado el PP en este asunto. Y eso que lo lógico habría sido, tal y como reclamaron los medios de la ciudad, que alguien hubiera asumido entre los muros de Capitulares la responsabilidad de esta desfachatez y que Rosa Aguilar hubiera explicado con pelos y señales qué hacía en el despacho del fiscal-jefe 24 horas después de recibir uno de los mayores soplamocos judiciales que se recuerdan en esta ciudad. Pero no, nada de eso. Y luego nos sorprendemos al oír hablar de la indolencia cordobesa.

Lo que a todos nos llama la atención es que José Antonio Nieto, alcalde moral que le dicen los suyos, salga el miércoles en rueda de prensa diciendo que hay que pensar sólo en lo mejor para la ciudad y que no va a pedir que rueden cabezas para evitar una crisis institucional. Tanto sorprende que las llamadas de simpatizantes y afiliados le obligan a reaparecer el jueves con un discurso algo más duro en el que dice que "no se puede ser tremendamente duro con el débil y tremendamente débil con el duro". (¿Les suena la frase? Sí, la pronunció el defenestrado Antonio Hurtado durante la comisión que investigó a la Gerencia de Urbanismo hace un par de años). Aun así, el asombro por la actitud de los populares es mayúsculo entre propios y extraños.

Hay quien afirma que Nieto ha pactado con IU que, a cambio de su tibieza, los presupuestos de este año no recojan recortes en las liberaciones de los ediles populares. Que ya se sabe que eso de mandar a casa a trabajar a los concejales está mal visto en esta política que nos ha tocado sufrir. Otros, más cercanos y mejores conocedores del líder popular, creen que éste es poco botín ante semejante patazo municipal. Estos son los que creen que detrás de esta falta de dureza hay algo más. Algo que no saben concretar pero que sin ninguna duda debe darle buen rédito a Nieto. Éste jura y perjura que no le mueve más que el interés de la ciudad y la certeza de que abrir una crisis municipal nos sumiría en el desgobierno. En fin, teorías para todos los gustos y sólo una conclusión: Córdoba pierde cuatro años y 25 millones y aquí no paga nadie. Con este panorama a ver quién paga una multa de tráfico en esta ciudad.

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