Cultura

Muere Roland Petit, leyenda de la danza y la coreografía moderna

  • El artista, que comenzó su carrera en la Opera de París, trabajó con autores tan diversos como Picasso, Orson Welles, Jean Cocteau, Yves Saint-Laurent o Pink Floyd

El bailarín y coreógrafo francés Roland Petit falleció ayer en Ginebra a los 87 años, según informó en París la dirección de la Opera de la capital gala. El coliseo francés, en cuya escuela de danza entró a formar parte el artista en 1933, comunicó que con su muerte desaparece "sin duda uno de los artistas de la danza más importantes del siglo XX".

Roland Petit reunió en su creación artística elementos fundamentales de la danza moderna y los llevó desde los teatros más importantes del mundo al cine de Hollywood. El artista, que dejó a los veinte años la Opera de París -en cuya escuela entró con solo nueve y debutó en el ballet del coliseo con 16-, arrastró durante su carrera a grandes genios de la literatura, el cine y la danza y aportó un concepto teatral a esta última que se convirtió en característico del siglo XX.

A sus 87 años, el coreógrafo tenía previstas nuevas representaciones de sus ballets más conocidos en teatros de todo el mundo y el coliseo de París incluso comenzó la temporada 2010-2011 con algunos de sus esenciales: Le Rendez-Vous, Le Loup y Le Jeune Homme et la Mort. Hasta llegar a esta su última temporada, Petit recorrió un largo camino artístico, que le hizo entrar en contacto, trabajar y crear con nombres fundamentales de diversos ámbitos de la creación, como Pablo Picasso, Orson Welles, Jean Cocteau, Yves Saint-Laurent, Rudolf Nureyev y Pink Floyd.

Sus primeras coreografías las hizo para las Soirées de la Danse en el Théatre Sarah Bernhardt y, con ayuda de su padre, creó un año después de abandonar la Opera de París los Ballets des Champs-Elysées. Allí proyectó Les Forains, Le Rendez-Vous y Le Jeune Homme et la Mort, ballets en los que unió su nombre a los de escritores como Boris Kochno, Jacques Prévert o Jean Cocteau; artistas como Christian Bérard, Pablo Picasso, Brassai y Georges Wackhevitch y compositores como Henri Sauguet y Joseph Kosma.

Sólo tres años después fundó Ballets de Paris-Roland Petit, que bailaban en el Théatre Marigny de la capital francesa, donde creó Les Demoiselles de la nuit para una de las divas del ballet, Margot Fonteyn. Y un año más tarde explotó en Londres la sensualidad de su Carmen, uno de sus grandes éxitos, ballet por el que se le conoce en todo el mundo y que protagonizó su mujer, Renée Jeanmaire Zizi.

En la capital británica el nombre de Petit se une al de Orson Welles, con quien colabora en The Lady in the Ice (1953), preludio de una carrera internacional que le lleva a la meca del cine. En Holywood, y durante cuatro años, Petit rueda Hans Christian Andersen (con Zizi Jeanmaire y Dany Kaye) en 1952, Daddy long legs, que une al coreógrafo con un bailarín esencial del siglo, Fred Astaire (acompañado de Leslie Caron) en 1954, y Anything Goes, con su esposa y con Bing Crosby, en 1955.

Una década de triunfos después, en 1965, el coreógrafo regresa a la Opera de París, invitado por su entonces administrador, Georges Auric, y para el teatro Garnier, su sede histórica, crea primero Adages et Variations y, posteriormente, uno de sus mayores éxitos, Notre Dame de Paris. En una de las épocas doradas del ballet del siglo pasado, y concentrado entre 1967 y 1969, realiza coreografías para el Royal ballet de Londres, con la mágica pareja formada por Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn, y la Scala de Milan Estasi, con el bailarín ruso y Luciana Savignano.

Una nueva etapa comienza en 1972, cuando asume la dinamización propuesta de la Opera Municipal de Marsella, donde sus Ballets cobran autonomía y desde 1981 pasan a denominarse Ballet National de Marseille-Roland Petit. Y recorre el mundo con él. Para esta compañía, Petit encadena obras magistrales de la danza, entre ellas Pink-floyd ballet, La Rose malade, L'Arlésienne, Proust ou les intermittences du coeur, Coppélia, La Dame de Pique, Le Mariage du ciel et de l'enfer, Ma Pavlova, Tout Satie o Le Lac des cygnes et ses maléfices.

Desde entonces, Petit se repartió como creador en todo el mundo y representó tanto en la Opera de París como en la Scala, la de Berlín, el Teatro Colón de Buenos Aires, el San Carlo de Nápoles o el American Ballet Theater.

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