VEGA DEL GUADALQUIVIR

La cosecha de cítricos se generaliza tras suspenderse por culpa de los precios

  • Los agricultores optan por retomar la campaña a la espera de que el mercado se recupere en las próximas semanas · Los precios siguen oscilando en mínimos de entre nueve y 17 céntimos por kilo

La campaña de la naranja ha vuelto casi a la normalidad en toda la zona productora de la Vega del Guadalquivir, después de la suspensión de la cosecha de hace dos semanas, cuando los productores decidieron dejar el producto en el árbol ante la dramática caída que habían sufrido los precios.

Según confirmaron fuentes de la patronal y pese a que las últimas lluvias están impidiendo la salida al campo de muchas cuadrillas de jornaleros, los agricultores se han inclinado por recoger los cítricos con la esperanza puesta en que el mercado se recupere en las próximas semanas. De momento, la campaña se encuentra al 50% y el sector ha perdido a razón de 3.000 jornales diarios, según precisaron fuentes de Palmaranja, que es la organización patronal de los cítricos de la Vega del Guadalquivir.

La recuperación de precios no ha sido espectacular en esta semana, sino que por el contrario se han mantenido en los niveles que a finales de noviembre llevó a la patronal a suspender de forma temporal la campaña. De hecho, los citricultores siguen viendo como sus productos tienen un valor de entre nueve y 17 céntimos de euro el kilo, según la variedad. Mientras tanto, en los supermercados se pueden encontrar con que un kilo de este mismo producto se aproxima al euro, es decir, un margen comercial que en algunos casos llega a multiplicarse hasta por diez.

La patronal agraria Asaja ha llegado a amenazar incluso con una huelga general en la agricultura de la Vega del Guadalquivir. Finalmente, el sector ha optado por reiniciar la campaña con la esperanza puesta en que los precios repunten y superen el umbral de la rentabilidad. En la actualidad, están claramente por debajo de este límite. Por ello, los agricultores llegaron a plantear dejar el fruto en los árboles, ya que les sería más rentable que cogerlo, ya que tendrían que hacer frente a los gastos en jornales, transporte y almacenaje. Si un agricultor hubiera decidido dejar sin recoger su producción se habría dejado unos 2.100 euros por hectárea.

De momento, tanto la lluvia como los mercados mantienen en un impasse de espera y los tres días de fiesta han tenido a las cuadrillas de jornaleros retenidas. A partir de hoy, los citricultores mantendrán su atención en la respuesta de unos mercados que este año han tocado fondo. En principio, los expertos apuntan a una caída en el consumo que también ha motivado el desplome de los precios. Sin embargo, los representantes de los agricultores insisten en que el problema viene a ser el mismo que sufren casi todos los sectores del agro andaluz: la concentración de compradores y la diversificación de vendedores. El sector de la naranja, como el del olivar, también está muy atomizado. Esto provoca que cada productor casi negocie sus ventas, mientras que los compradores pueden unificar sus ofertas. Para evitar este tipo de situaciones, tanto Coag como UPA han solicitado al Congreso la aprobación de una ley de márgenes comerciales que impida este nivel de beneficios tan exagerado.

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