Un año complicado

Como miembros de la OTAN colaboramos en una guerra con pésimas conecuencias humanitarias

Se acerca el final de este complicado año y más que detenernos en las expectativas de lo que podría ser 2023 (tiempo habrá), conviene ser conscientes de lo que nos ha sucedido este año; casi todo, imprevisto hace solo doce meses.

Lo principal a reseñar es la crisis generada por la invasión de Rusia a Ucrania con una agresión bélica inaceptable que ha condicionado una guerra con miles de muertos, millones de desplazados y una crisis económica que en el resto de Europa se palpa en forma de una gran inflación de precios que condiciona una cesta de la compra que empobrece a amplios sectores de la sociedad.

En mi caso, supongo que como la inmensa mayoría, he asistido escandalizado y sorprendido a una agresión injustificada que está destrozando la normalidad en la sociedad ucraniana; a los desplazamientos migratorios que llevaron a varios millones de ucranianos a huir sobre todo a países fronterizos de la UE, se une el asedio y la destrucción de las centrales eléctricas para dañar a la población ante el frío invierno que caracteriza la climatología de aquel país.

Así que inesperadamente nos hemos tenido que enfrentar a una situación en la que como miembros de la OTAN colaboramos con apoyo militar en una guerra que, cuando más dure, tendrá pésimas consecuencias humanitarias.

Pero, además, para minimizar el impacto en la economía por el uso que Rusia hace en relación al suministro de gas y petróleo a nuestros mercados, hemos adoptado medidas para subvencionar el precio de los carburantes, rebajar e incluso eximir a usuarios del coste de determinado transporte público o poner tope al precio del gas; medidas todas ellas de intervención en el mercado, ante la emergencia generada por esta invasión de Rusia a Ucrania.

Todo esto era impensable hace menos de un año, lo que nos lleva a calificar a 2022 como un año complicado en el que aún quedan pendientes medidas para minimizar el impacto de la inflación en la cesta de la compra. Como se suele decir, estamos en tiempos revueltos. Hay que asumirlo.

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