El gobierno de facto de Roberto Micheletti adoptó las primeras medidas económicas para hacer frente a la crisis en Honduras, mientras el depuesto presidente Manuel Zelaya instó a los hondureños a la "insurrección" para forzar su restitución.
Consciente de que el tiempo apremia tras más de dos semanas en el exilio, y que su rival, Micheletti, ya está instalado en el poder, con el gobierno prácticamente formado, Zelaya instó a los hondureños a la "insurrección". "La insurrección es un derecho legítimo (...) frente a un Gobierno usurpador y de militares golpistas", afirmó en una rueda de prensa en Guatemala.
Pero nada parece indicar que Micheletti, designado presidente por el Congreso tras el golpe, vaya a retirarse. De hecho, su Gobierno adoptó las primeras medidas de tipo económico en su primer consejo de ministros, destinadas a capear la crisis. Sin embargo, también ha tenido que hacer frente a la primera baja de su Ejecutivo con la dimisión de Enrique Ortez de la cartera de Gobernación después que había hecho otro tanto de la cancillería.
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