Toñi Lucena cuenta que su patio, el de Ocaña, 19, “es un patio muy vivo y muy vivido”. El también llamado Patio de las Beatillas, pertenece a un inmueble con más de dos siglos, con pavimento de chino con piedrecitas grises y negras y baldosas de arcilla.

El patio está ubicado “en una antigua casa de vecinos de origen cervantino-castellano con galerías similares a las de la Posada del Potro”, tal y como relata Ricardo González. La mitad de los arcos son asimétricos y cuenta con cuatro columnas árabes, lo que lo diferencia del resto de patios del concurso.

La vegetación que en él predomina, según destacan Ricardo y Toñi, “es la normal de los patios cordobeses de toda la vida, basada, sobre todo, en la gitanilla”. Destaca en él un pilón romano y, entre sus plantas, un naranjo agrio. Para Ricardo, su sitio está junto a la fuente, donde lee y relee sus mejores libros de poesía. Porque lo de leer es importante en esta casa, que alberga una librería y la editorial Utopía.