Cien días de gobierno de zapatero Balances dispares de socialistas y populares

El PSOE alardea de reflejos y el PP dice que no hace nada

  • Blanco afirma que el Gobierno ha reaccionado "con rapidez, determinación y confianza" ante la crisis · Rajoy critica la "inacción" de Zapatero y pide "menos cuento y más trabajo"

Se han cumplido cien días de gobierno de Zapatero y los balances de PSOE y PP sólo se parecen en el blanco de los folios. Los reflejos de los que presumen unos son pura apatía para los otros; los unos alardean de realistas y los otros les pintan como viles maquilladores de la realidad; los unos se declaran pletóricos de ideas y energías y los otros les consideran agotados de todo punto... Sólo coinciden, no es poco, en que la crisis es la madre del cordero, el gran lunar de ese armisticio que Zapatero y Rajoy se proponen firmar mañana en su novena reunión en La Moncloa.

Los dos grandes partidos reunieron ayer a sus planas mayores para solemnizar sus conclusiones sobre los primeros pasos del nuevo Ejecutivo. La parte gobernante sacó pecho de la mano de su vicesecretario general, José Blanco, que compareció en rueda de prensa tras la reunión de la dirección federal. El número dos del PSOE lamentó que el PP haya roto la tradición y se haya dedicado a atacar sin piedad ni descanso al Gabinete socialista en vez de hacer la vista gorda al compás de la vieja licencia de los cien días de gracia para los nuevos inquilinos del Consejo de Ministros. No obstante, Blanco se jactó de la diligencia con la que ha reaccionado el equipo de Zapatero ante las embestidas de la economía, "con rapidez, determinación y confianza".

Pero desde el tendido del PP cada vez se ven más sombras en esta plaza y alertan de que ante el toro de la crisis el Gobierno está demostrando poco o ningún arte y de que en vez de cogerlo por los cuernos practica un melifluo toreo de salón. Es lo que vino a decir ayer el presidente nacional de los populares, Mariano Rajoy, al ofrecer su contrabalance, después de reunirse en la Casa de América (Madrid) con sus diputados y senadores en la clausura de la Escuela de Verano del PP. Dejó una frase rotunda -"los cien días de gobierno son cien días de tiempo perdido"-, criticó la "falta de previsión" y la "inactividad" de Zapatero -al que volvió a reprochar su falta de liderazgo-, censuró la "broma grosera" de que el Ejecutivo vaya a celebrar hoy sus cien días de mandato con la que está cayendo y llegó hasta a hablar de "crisis de Gobierno", al que pidió que "deje de vivir del cuento y se ponga a trabajar".

Rajoy puso tierra de por medio con la retórica esbozando la batería de medidas que pondrá mañana sobre la mesa al presidente del Gobierno, que en síntesis pasan por la austeridad en el gasto público de todas las administraciones, "empezando por el Gobierno de España", por bajar los impuestos a las pymes, por aumentar las deducciones del impuesto de la renta, por reformas laborales, por mejoras en los organismos reguladores para transmitir "sensación de independencia y confianza", por reformas estructurales y por el desarrollo de un plan de competitividad anual.

Los respectivos balances giran pues indefectiblemente sobre las penurias económicas y están acabando por hacer de las políticas sociales otro de los caballos de esta batalla. Así, mientras el líder del PP acusa al Gobierno de ponerlas en la cuerda floja con su "inacción", desde Ferraz repican las campanas en nombre de becarios, pensionistas, asalariados y demás beneficiarios de la solidaridad pública y se cuestiona la verdadera voluntad del primer partido de la oposición. Blanco enchufó el ventilador y negó la especie que ha hecho circular el PP de que "la necesidad de atender a la situación económica tenga que llevarnos a olvidar todos los demás temas y las demás reformas progresistas de nuestro programa" y denunció que "la derecha siempre tiene una coartada para frenar los avances sociales".

En esta guerra también hay espacio para la literatura. Por eso la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, parafraseó el título de la obra más eterna de Gabriel García Márquez para calificar los cien días de gobierno de Zapatero: "Cien días de soledad", dijo, aunque ahí no acabó la cosa, pues asistimos, insistió, a la "crónica de una crisis anunciada".

En un plano más terrenal, desgranando un realismo mucho menos mágico que el del escritor colombiano, la número tres del PP sacó la calculadora y contabilizó 90.000 parados más, 240 euros más por hipoteca o una cesta de la compra 10 euros más cara durante este simbólico periodo de los cien días.

Es evidente que el económico es el más pantanoso de los terrenos que pisarán mañana Zapatero y Rajoy, en una reunión con más luces que sombras, sobre todo a tenor de la resucitada unidad en la lucha antiterrorista, más tácita que real, aunque la contumacia de Ibarretxe le está haciendo un gran favor al consenso entre PP y PSOE, que han ido de la mano a los tribunales para frenar las ansias del tripartito de Vitoria.

Rajoy reiteró en su contrabalance que apoyará al Gobierno si apuesta de una "manera entendible, clara y fiable" por la derrota de ETA. Mientras tanto, en Ferraz, Blanco recordaba -obras son amores- que la cúpula de la organización terrorista cayó no hace mucho.

Reconfortante, aunque la crisis tampoco da tregua...

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