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El último paseo de Carlos González, rodeado de silencio

Carlos González dialoga con el consejero Andrés Delgado.

Carlos González dialoga con el consejero Andrés Delgado.

Carlos González vivió ayer posiblemente su último acto público como presidente del Córdoba, si bien ese aspecto es difícil de afirmar con rotundidad viendo el apego que el mandatario le tiene a la farándula. Sin embargo, y por raro que parezca, esta vez optó por el silencio como compañero de viaje. Silencio al llegar, cuando se acercó únicamente a los que sabe que siempre están dispuestos a adularlo y decirle todo lo que quiere oír. Silencio al despedirse, aunque en verdad apenas si alcanzó a decir adiós a los más allegados, algo en lo que se ve que ya tiene alumnos aventajados dentro del club. Entre ambos silencios, una breve homilía en la iglesia del Juramento para cumplir con una tradición que acostumbraba a celebrarse con las calores del verano, pues está destinada a pedir la protección y apoyo a San Rafael, y que esta temporada llega camino de la Navidad -el Belén daba la bienvenida al altar-, cuando ya se ha consumido más de un tercio del campeonato.

González fue el primero en llegar al templo. Pronto fue recibido por los suyos, la presidenta de la Federación de Peñas -la Agrupación hace ya tiempo que no existe para un mandatario que no hace mucho quiso potenciarla al máximo- y el hermano mayor de la cofradía del Custodio, Manuel Laguna. Poco después, y cumpliendo escrupulosamente con el horario previsto, hicieron su aparición casi al unísono la plantilla y el presidente de honor del club, Rafael Campanero, cada uno por un lado de la calle. El presidente tuvo gestos de complicidad con el ex dirigente y, sobre todo, con Luis Carrión, al que llamó primeramente la atención con un toque en la cabeza. Son licencias que de vez en cuando se permite el máximo accionista, que no estuvo acompañado por su hijo Alejandro, al que dejará las riendas en un par de semanas.

Luego, la tradicional ofrenda floral y una huida rápida, tras una conversación en un aparte con el técnico aprovechando que los focos de las cámaras lo enfocaban. Fue un paseíllo de cara a la galería, como otros tantos gestos con los que en todo el mandato que ahora acaba ha ido regalando Carlos González, que probablemente ayer vivió su último acto oficial como presidente de la entidad blanquiverde. O no, que nunca se sabe. Pero mientras tanto, silencio...

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