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El 'play off' puede esperar

  • El Cajasur cae ante el Esplugues y aplaza su clasificación matemática para las eliminatorias de ascenso · La baja de Mallory y los problemas de Garrido, claves

Por el momento, la clasificación matemática del Cajasur para los play off deberá esperar. Y todo porque ayer cayó en un partido en el que nunca estuvo metido, y en que sobre todo, tuvo un rival que peleó más por su vida. El Esplugues ya no es el equipo ramplón de la primera vuelta, ése que se llevó una paliza del propio Cajasur en su pista. Transformado por completo, reconstruido para lograr la permanencia, el cuadro catalán es tan bueno como cualquier otro, y así lo demostró en Vista Alegre ante un rival que nunca estuvo tan metido como él en el partido, que nunca creyó en lo que estaba haciendo.

Todos los males granates comenzaron pronto, quizás demasiado pronto. Desde el inicio se vio que el Cajasur no estaba fino, que le faltaba chispa ante un Esplugues que ya no es el equipo endeble que deambulaba por el sótano de la tabla en la primera vuelta. Los catalanes apostaron todo o nada por una profunda renovación de la plantilla en la que no escatimaron en gastos para lograr la permanencia, algo que tienen al alcance de la mano. Holmes y Stribling son dos de los principales culpables de esa reacción, sobre todo el primero, un escurridizo escolta que ayer trajo por la calle de la amargura a la defensa granate.

Él solito se bastó para hacer que su equipo tomara la iniciativa y, con un parcial 12-0 en el segundo cuarto, abrir un hueco que a la postre sería determinante (16-30) en la máxima ventaja barcelonesa. Puede que fuese relajación ante la cercanía del objetivo, o puede que pesara la baja de Mallory y los problemas musculares de Garrido. El caso es que la imagen de equipo demoledor que dejó el Cajasur en los últimos minutos ante el Salsas Musa, la última imagen que dejó en la retina de Vista Alegre, se había desvanecido en un mar de errores.

Los números lo decían todo. El conjunto de Santi Gisbert acabó la primera parte con un paupérrimo 19 de valoración ante la solidez de un Esplugues que siempre manejó cómodas ventajas en torno a los diez puntos y que se marchó al descanso con el encuentro totalmente encarrilado (32-45). Sólo Gelsi sostenía a un Cajasur errático, a la deriva, pero el argentino no era suficiente ante un Esplugues al que definitivamente se le había cambiado la cara.

Completamente negado en ataque, estaba claro que las únicas opciones del bando granate llegarían a través de un extremo esfuerzo defensivo. Nada cambió tras el descanso, como si el receso no hubiera roto el ciclo natural de las cosas. Y aunque el Cajasur lo intentó a base de agresividad, eso no fue suficiente. El Esplugues tenía el partido exactamente donde quería, y cada vez que había algún problema, balón a Holmes. Así de sencillo.

Había un problema, pero qué problema. Al Cajasur no le entraba absolutamente nada, en uno de los días más aciagos que se le recuerdan a sus tiradores, esos que le hacen un equipo distinto, esos que le han llevado a las puertas de los play off. Por eso, cuando Faletto empezó a ver aro en el último cuarto (54-60, min. 33) una pequeña esperanza se encendió en el banquillo granate, pero fue todo un espejismo.

Esos seis puntos fueron una barrera infranqueable para un Cajasur que no estaba para nada. De hecho, cuando parecía que la orilla estaba más cerca, aparecía Álex Formento para acabar con las opciones. Dos triples del escolta catalán al filo de la posesión, de esos que duelen de verdad, acabaron con el amago de remontada de un equipo que nunca creyó en sus opciones. Cada balón dividido, cada pelota peleada, cada rebote largo acababa en las manos de un jugador del Esplugues, un equipo que ayer saltó a la cancha plenamente consciente de lo que tenía en juego. Al Cajasur, al menos durante 40 minutos, se le olvidó por completo.

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