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Dos narices y un pito negro

  • El Córdoba aguantó con carácter las embestidas de un rival con uno más durante dos tercios del choque · Asen tuvo en sus botas, incluso, el gol del triunfo al final

Sin tapujos. Hacer un análisis objetivo de lo que fue el partido de ayer tácticamente no tiene sentido sin enfatizar la desvergonzada labor del arbitrario Bernabé. Más allá de la expulsión de Ito, injusta, lo más doloroso fue la falta de criterio, la multitud de faltas inexistents señaladas al borde del área y el chulesco descaro. Paco envió a sus barcos a luchar contra un ejército azul, pero se encontró con una tempestad negra. Pito de carbón y cara de cemento.

Defensa

Durante la primera parte, horrible para el espectador, los de atrás apenas sufrieron. El poquísimo lucimiento del rival (¡qué desastre de Xerez¡) hacía que la improvisada línea de cuatro disfrutara como un espectador más.

La segunda parte iba a ser un cantar bien diferente. Con uno menos, Paco ordenó un repliegue excesivo que, a todas luces, le regaló el balón al contrario, confiado en su torpeza en la conducción o en la fortaleza propia. Y hubo un poco de las dos cosas.

Los azulillos no se sentían del todo cómodos y sólo durante veinte agobiantes minutos movieron el balón con soltura. El 4-3-1-1 con el que Paco, nuevamente atrevido, principió el segundo acto sufría con la entrada de Antoñito. El sevillano se infló a provocar faltas cerca de la frontal con la anuencia del nefasto juez.

Menos mal que Momo no anduvo nada fino y que, esta vez sí, los antiaéreos fueron verdaderamente efectivos. Los problemas se iban multiplicando conforme los minutos confirmaban el mermado estado físico del plantel cordobesista. Primero Diego Reyes y luego Rubén mostraron el renqueante sentir de sus músculos. El gaditano pudo terminar el choque (uno más y van 16) pero el cordobés, que dio su mejor versión ayer, no. Pablo Ruiz completó el partido sufriendo como los demás. El cielo por el sacrificio.

Al hablar de las labores defensivas no se puede obviar el trabajo del único pivote que tuvo de defender durante 60 minutos todo el centro del campo. Katxorro, que no es precisamente un perro de presa, mejoró condicionado por una tesitura adversa y demostró polivalencia. Endika, su sustituto, aportó un poco más equilibrio y Navarro, el mejor de los tres, entró en el momento justo para controlar la hemorragia. Espectacular lo del valenciano, que en poco más de veinte minutos fue capaz de erigirse en uno de los mejores del duelo. Debe contar más a la vista de lo aportado ayer. Sobre todo ante la plaga de tarjetas que el Córdoba padece en sus hombres tapón.

En general, un sobresaliente en la retaguardia. Sobre todo por la coyuntura adversa que padeció.

Ataque

Si el Córdoba no marcó en Jerez fue porque la suerte no lo quiso. Pudo hacer poco en ataque por los especiales condicionantes del encuentro, pero lo hizo muy bien. Por encima de todos los atacantes brilló Asen, que ayer se vio más que nunca. Va para jugador total. Incrustado en la media punta, se sobreesforzó desde el principio para contrarrestar el apático arranque de sus compañeros.

Fue el único que se empeñó durante el terrorífico inicio en jugar un poco al fútbol. Pero el deporte fue injusto ayer con el madrileño. Dio hasta tres balones de gol a sus compañeros, todos ellos llegados a sus botas por su puro esfuerzo en la recuperación, que ni Javi Moreno ni Guzmán pudieron culminar en gol. Luego, él mismo tuvo la victoria en sus botas cuando nadie se podía imaginar un triunfo blanquiverde. Pero Porato, espectacular, abortó su remate a bocajarro. Su presencia eclipsó la buena labor de uno de sus compañeros de vanguardia.

Juanlu acompañó casi todos los acercamientos ofensivos de su equipo en la segunda mitad, mostrando mucho pundonor. En todo caso, del inicial 4-4-1-1 acabó Paco diseñando un 4-2-3 que hinchó de protagonismo a las galopadas épicas de un medio cojo Juanlu y al desenfrenado esfuerzo de Asen. De Guzmán apenas hubo noticias. Debe levantar la cabeza.

Virtudes

Concentración, sacrificio y lucha. Aguantó ante un rival en superioridad y no sufrió demasiado, pudiendo llevarse los tres puntos.

Talón de aquiles

Un arranque algo más fuerte hubiera desubicado a su flojo rival.

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