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La evolución de un estilo innegociable

  • El Barcelona de los récords no muestra el mismo brillo pasado, pero apaga las leves dudas con goles y puntos · Messi centra aún más las miras en el ataque

Lo que funciona, mejor no tocarlo. Eso pensó Sandro Rosell cuando Pep Guardiola le comunicó su marcha del club, recomendándole a su mano derecha para continuar su legado. Así irrumpió en la escena principal Tito Vilanova, para tomar el mando de un equipo con muy pocas variaciones y la única incógnita de saber si el apetito victorioso podía volver a renovarse tras perder la regularidad en la Liga anterior.

Los números dan la razón a la elección hasta el momento. Se trata del mejor Barcelona de la historia a estas alturas y el técnico debe tener parte de la responsabilidad en los méritos. Los momentos de la verdad volverán a marcar las diferencias entre los capacitados para luchar por los títulos y los que se queden a las puertas, pero este Barça ya dio un paso adelante en su habitual batalla contra el Real Madrid tomando la delantera en el torneo liguero. Es lo normal, pues con 14 triunfos y un empate, pocos pueden seguir el ritmo de los azulgranas.

sin balón

Contar los minutos en los que el Barça no tiene el balón no es una tarea complicada. La base de su logro es una presión constante cuando aparece alguna pérdida, aunque éstas llegan de formas contadas debido al gran nivel técnico de casi todas sus piezas. Este equipo, si acaso, aprieta unos metros más atrás que con Guardiola.

Tito ha encontrado recambios de garantías en los laterales con la promoción de Montoya para apretar las tuercas a Alves y la llegada de Alba para dar un plus a la izquierda. Por el centro, cuando faltan Piqué o Puyol, perseguidos por las molestias, es donde surgen más dudas. Pero ahí aparece la inmensa figura de Busquets, el hombre que preserva el balance defensa-ataque, con Mascherano y Song como comodines de lujo, bien para la medular, bien para el eje de la zaga.

con balón

El sistema carbura desde la defensa. Los zagueros son los primeros en dar salida a la pelota, buscando la proyección inmediata de los laterales. Pero el hilo constructivo pasa por Xavi. Desde sus botas pasa el sistema de creación, más si cabe con las ausencias hoy en El Arcángel de Iniesta y Cesc, sus mejores socios para romper las líneas a base de amagos, regates o pases verticales. Una tarea que ahora recae en Thiago, que vuelve a tener minutos tras su extenso periodo de inactividad. Los tres hombres de la línea más adelantada presionan con insistencia e intercambian sus posiciones. Pedro y Tello pueden aportar garra y verticalidad, mientras Villa sigue sin encontrar el camino que lo convirtió en uno de los puntas más incisivos de Europa y Alexis anda irregular. Pero el mejor es Messi, Dios del fútbol que pasará a la historia.

lo mejor

Las innumerables bazas para hacer daño convierten al Barcelona en un equipo imprevisible. Y correr tras la pelota agota tanto...

lo peor

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