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River, el comienzo de la pesadilla

  • El club 'millonario' se prepara para un sombrío panorama tras su descenso, hundido en deudas, sin poder retener a sus figuras y con los ingresos reducidos a la séptima parte · Los disturbios provocan 72 heridos

El día más triste en los 110 años de historia de River Plate puede ser sólo el comienzo de una pesadilla: el club deberá ahora hacer frente a deudas millonarias, no podrá retener a algunas figuras y verá reducidos considerablemente sus ingresos económicos en la Segunda División del fútbol argentino.

"Le pido perdón a la gente", balbuceó Juan Pablo Carrizo en medio del campo de juego, rodeado por la policía. Tres horas después del partido y superados los incidentes que ocasionaron 72 heridos y 50 detenidos, el portero dejó el estadio escoltado por seis policías, con la cabeza gacha. Junto al delantero Mariano Pavone, Carrizo forma parte de las figuras que no seguirán la próxima temporada, ya que finalizó su cesión y la opción de compra es muy elevada.

El histórico golpe también sacude la tesorería de los millonarios, que en Segunda pasará a cobrar la séptima parte de sus ingresos por derechos de televisión. Pese a todo, el presidente, Daniel Passarella, ratificó su continuidad con tono desafiante: "De acá me sacan con los pies para adelante". Deberá demostrar capacidad de gestión para sortear una situación económica poco saludable, ya que club está hundido en deudas, el déficit se incrementa y los ingresos se reducen.

River comenzará a competir en la Nacional B con un pasivo reconocido de 16,8 millones de euros y un déficit operativo anual en aumento desde que llegó Passarella, en diciembre de 2009. En otros de los tantos frentes conflictivos, el ex capitán y campeón mundial en 1978 con la albiceleste deberá resolver la situación de un plantel que reclama unos 5 millones de euros. "Con un solo día de deuda, los jugadores pueden reclamar su libertad de acción", anticipó Sergio Marchi, secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA).

Las entradas económicas se reducen a la venta de algún juvenil, la recaudación y a los contratos publicitarios, que se renegociarán en desventaja. "El club fue saqueado. Vendió en 20 años jugadores como para dos selecciones nacionales. Y ahora, por primera vez en su historia, jugará la Nacional B y está al borde de la quiebra", dice Clarín.

El aspecto deportivo resulta tanto o más incierto. Los hinchas reclaman el regreso de algunas estrellas que emigraron en la última década, como Hernán Crespo, Saviola, Cavenaghi y D'Alessandro. Mientras, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) podría sancionar al club restándole puntos por los desmanes que provocaron sus hinchas, que obligaron a la suspensión del partido ante Belgrano.

En lo futbolístico, River ingresará en un terreno tan áspero como desconocido. La B Nacional, un torneo de 38 partidos en el que los dos primeros logran el ascenso, contará por primera vez en la historia con seis campeones de la Primera División: Quilmes, Huracán, Rosario Central, Ferro Carril Oeste, Chacarita Juniors y el propio River. Además, se medirá a rivales "extraños" para su historia como Brown de Puerto Madryn, Almirante Brown, Deportivo Merlo, Patronato de Paraná, Defensa y Justicia, Independiente Rivadavia de Mendoza, Boca Unidos de Corrientes y Aldosivi de Mar del Plata.

Para colmo, los hinchas sólo podrán alentar al millonario en los partidos de local, ya que en el ascenso argentino no se permite la presencia de público visitante.

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