El Levante sufrió al término del pasado curso, tras el descenso de categoría, una auténtica desbandada en su plantilla. La falta de liquidez llevó a varios plantes de los integrantes del vestuario azulgrana.
Apenas ha transcurrido un año y el club ha conseguido recomponerse. En el mercado invernal hasta dos decenas de jugadores desembarcaron en la entidad con el objetivo de conformar una plantilla desde la nada. Desde cero.
Todo hacía prever que el proyecto estaba abocado, un año más, al sufrimiento. Nada más lejos de la realidad. Todos los fichajes consiguieron adaptarse con rapidez a los esquemas del técnico, Luis García Plaza. El equipo se ha situado en la zona templada de la clasificación, aunque su potencial puede aumentar, cuando el plantel consiga compenetrarse a la perfección.
Los levantinos cuentan con bajas tan importantes como las de Larrea, Samuel y Tena, así como (sobre todo) la de su máximo goleador, Geijo. Esta misma semana, los azulgranas se han reforzado con Felipe Manoel, del Villarreal.
Sin balón
Reina era dueño de la meta, pero Mora le arrebató dicho privilegio. Los múltiples cambios de García han sido una dinámica de la que la zaga se ha contagiado. Ballesteros es quien cuenta con más confianza. Ángel y Cerra ocuparán los laterales y Tena faltará por sanción.
Con balón
El internacional sub 21 Pallardó -cedido por el Valencia- conduce el juego de los azulgranas como primer elemento de la construcción. Su carácter defensivo aporta seguridad a la defensa. La baja de Gorka Larrea merma las posibilidades del centro del campo, así como la duda Parri y Pedro Vega, cuyas subidas por banda hacen mella en el rival. La baja más significativa es la de Geijo. Xisco Nadal se ocupará del ataque.
lo mejor
La rápida compenetración de una plantilla totalmente remozada.
lo peor
Las bajas de jugadores con peso en el equipo le hacen vulnerable.
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