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El paraíso esconde un infierno

  • Ganar se convierte en el único modo de vida de un Córdoba consciente de que otro resultado llevará consigo un cambio de objetivo inmediato

  • Carrión prepara novedades en el once inicial

Las Islas Canarias son un auténtico paraíso en cualquier época del año, más aún cuando el invierno azota con fuerza la península y un simple viaje de un par de horas en avión te regala una suave temperatura que te cambia hasta la forma de ver la vida. Pero no la transforma. Para eso son básicos la voluntad, el trabajo y el acierto, que hoy se hacen más necesarios que nunca para un Córdoba que desde ayer está en Santa Cruz -por la tarde completó un último entrenamiento en la Ciudad Deportiva Javier Pérez- para arrancar hoy la segunda vuelta de una competición que se le ha complicado sobremanera. Tanto que ganar se ha convertido ya en el único resultado válido para un conjunto que puede verse empujado al purgatorio, camino del infierno, con otros marcadores que obligarían sí o sí a cambiar de objetivo sobre la marcha. Cierto es que aún hay margen para todo, pero las sensaciones que viene transmitiendo el equipo en las últimas semanas se va pareciendo peligrosamente más en el fondo a la de hace un par de meses con Oltra, y no a la de los primeros partidos de Carrión como jefe de la expedición. Es la realidad a día de hoy, sin trampa ni cartón.

Tras una primera vuelta "malísima", como la catalogó el propio entrenador el jueves, la reacción se hace inmediata para poder mantener la cabeza erguida mirando a lo más alto, como repite el discurso hoy sin fundamento de todos los estamentos del club. Da igual la presión, da igual la clasificación, dan igual las circunstancias. Pero de momento eso no se sostiene. De hecho, dando por imposible llegar a las dos primeras posiciones, incluso la vía larga del play off se encuentra fuera de distancia al ser 5 los puntos de desventaja... y haber casi una decena de equipos por medio. El doble de los que hay que perder para meterse en el lío de la zona de descenso, situada también fuera de foco, a 4 puntos. Estando en ese punto, la sensatez invita a no pensar más allá de la siguiente parada del campeonato, dejando las cuentas para cuando de verdad toque ponerse delante de la calculadora para no entrar en un estado de nervios que sería del todo perjudicial para el futuro.

Por ahora, el presente toca vivirlo en Santa Cruz, donde espera un Tenerife que lleva un año sin caer en el Heliodoro y que está empeñado en regalar a su gente una temporada como las de antes. No es, ni mucho menos, el mejor de los escenarios ni siquiera para un Córdoba acostumbrado a vivir en el alambre, al que le pone mucho levantarse cuando lo dan por moribundo. Y no lo es, en parte, porque perdido el efecto Carrión, el equipo ha vuelto a dibujarse vulnerable. La derrota en Gerona fue un sopapo de verdades, de esos que te llevan a sentarte en un aparte y darle vueltas a la cabeza sobre el porqué de esta situación. No salen los números, ni a domicilio ni en el conjunto, y las sensaciones no son las idóneas para plantearse nada siquiera a medio plazo.

Es por eso que hay que cambiar cosas, y más pronto que tarde. En principio, y tras una citación con hasta cuatro cambios, se esperan al menos tres novedades en el once inicial de Carrión, que por algo hay que empezar. El objetivo final es encontrar fiabilidad en las áreas, pues por ahí es por donde se está descosiendo un proyecto que ya se sabía que tendría dificultad extrema para mantenerse asido en esas zonas. Antoñito y Héctor Rodas serán titulares en el perfil diestro de la defensa, y Javi Lara tiene muchas opciones de estrenarse de inicio como canalizador del juego ofensivo. Es la primera y hasta ahora única ayuda que ha llegado en un mercado de invierno que puede entrar en ebullición si los tres puntos no vuelven para la península desde un paraíso que, ojito, puede ser un infierno.

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