Córdoba CF

Lo que el gol esconde

  • El Córdoba avanza a la tercera ronda de la Copa del Rey con un triunfo fruto de la inspiración ofensiva que no disimula los numerosos problemas, sobre todo en tareas defensivas, del equipo

Con más goles que fútbol, el Córdoba logró su segunda victoria a domicilio de la temporada y sacó el billete para la tercera ronda de la Copa del Rey, que se disputará dentro de dos semanas y cuyo sorteo se celebra mañana. A pesar de lo que pudiera extraerse de un marcador que llegó a reflejar un 0-4, lo que no es nada fácil sea cual sea la entidad del rival y menos aún de visitante, lo cierto es que el cuadro blanquiverde no firmó ni mucho menos un partido sobresaliente, ni siquiera notable. Es más, gran parte del mismo estuvo mal, en manos de un Lorca que tuvo más balón, más ocasiones... y más candidez defensiva, lo que ya es complicado viendo los regalos que la zaga dispuesta por Luis Carrión, nueva a excepción de un Joao Afonso que todavía no ha llegado, volvió a ofrecer desde el arranque hasta la conclusión del encuentro.

Pero entre medias, el CCF tiró de una inspiración que parece que sólo aparece en los viajes para romper un partido que tenía mala pinta. Un penalti bien sacado por Sergi Guardiola y luego hecho bueno por el propio ariete camino del descanso empezó a decantar a favor de los visitantes un encuentro que en los primeros siete minutos de la segunda mitad quedó ya visto para sentencia con un par de tantos más. No hubo más historia. Antes y después, los atacantes lorquinos fallaron varias oportunidades clarísimas, originadas más por la pasividad y nula contundencia de la zaga que por el propio acierto. Menos mal que el punto de mira y la actuación de Pawel evitaron un resultado más estrecho que, visto el paripé de los últimos compases (ojalá producto sólo de la relajación del 0-4) que enfadó de lo lindo a Carrión, hubiera dibujado un escenario muy diferente.

Como cabía esperar, el técnico cambió por completo el once, pero también el dibujo. Ya se sabe que cuando juega Markovic es complicado mantener los corsés tácticos, así el serbio jugó (o lo intentó) más cerca de Sergi Guardiola, formando una línea de tres con el Alfaro y el juvenil Borja Estepa. Lo más parecido a un 4-2-3-1 para tratar de frenar a un recién ascendido que dispuso un 4-3-3 y mostró desde pronto su voluntad de mandar en el partido a través de la posesión.

Con Eugeni dominando la zona ancha y los extremos bien abiertos, especialmente un motivadísimo Carlos Martínez, el Lorca alternaba bien el juego en corto con la verticalidad en campo contrario. Y eso le bastaba para desarbolar por completo a un Córdoba sin chispa, perdido en la presión (sólo le funcionó tibiamente un par de veces) e incapaz de enlazar tres pases cuando le tocaba tener la pelota.

Por suerte, al equipo albiazul le faltaba un plus en la definición. Porque durante el primer cuarto de partido acumuló hasta tres llegadas muy claras en el juego combinativo, más un par de saques de esquina en los que Eugeni buscó constantemente a Holgersson. En todas las acciones de peligro apareció el cordobés Carlos Martínez; primero para poner en boca de gol un pase preciso que Dani Ojeda no supo empujar a la red, luego con otra acción desde la banda contraria con idéntico final, y para terminar con un latigazo desde la frontal al que respondió bien Pawel.

El Córdoba ni estaba ni se le esperaba. Con las líneas muy separadas, el juego directo en busca del combativo Guardiola se convirtió en el único recurso, casi siempre en desventaja. El delantero abrió la cuenta de ocasiones con una volea blandita que apenas tuvo continuidad hasta bien avanzado el choque con una jugada de pizarra que Caro conectó tras el envío de Aguza. Escaso bagaje como para estar contentos.

Quizás por eso, Carrión ordenó subir la línea de presión, al menos para incomodar al Lorca, y eso le sirvió para minimizar riesgos. No sólo eso, sino para sacar petróleo de la primera combinación con criterio en las inmediaciones del portal local: Guardiola se apoyó en Alfaro y sacó un penalti tan tonto como claro a José Carlos para poner él mismo el 0-1 desde los once metros. Acto seguido, lanzado, el jumillano asustó con una volea lejana que dejó con el molde al meta, que rezó para que la pelota se fuera un par de metros.

El gol dejó tocado al Lorca, que antes de enfilar los vestuarios apenas mostró capacidad de reacción con un centro-chut de Peña que Pawel, atento, sacó a córner. Pero si la respuesta albiazul al primer gol tardó en llegar, mucho más al segundo, también obra de Sergi Guardiola tras una notable acción combinativa iniciada por Vallejo, continuada por Alfaro y Aguza, y finalizada a la perfección por el punta jumillano. Dos llegadas medianamente claras y dos goles para disfrazar una actuación pobre.

Con el marcador a favor, el Córdoba pasó a jugar como más le gusta (y como mejor le está yendo en este arranque de temporada): tirado a la atrás para sentenciar a la contra. Y no tardó en agrandar aún más la herida de un cuadro murciano desaparecido, con una nueva jugada iniciada por Aguza que abrochó Markovic aprovechando la generosidad de Vallejo. Con 40 minutos por jugar, el partido ya estaba más que cerrado.

Curro Torres pasó a jugar con una línea de tres atrás buscando la heroica, lo que se convirtió en un caramelo para un CCF que encontró tremendos espacios para gustarse. Carrión relevó a Aguza, con pinta de titular el sábado en Barcelona, para dar los primeros minutos de la temporada a Esteve, y poco después relevó al jovencísimo Borja Estepa por Sebas Moyano. Los goles ya había otorgado calma y el conjunto blanquiverde estaba algo más cómodo pese a los intentos ya a la desesperada de un Lorca que acarició el primero con un libre directo de Eugeni que repelió el palo derecho del arco de Pawel.

Pero ni siquiera con esa amplia ventaja, el CCF supo tener el control completo de la situación. Una pérdida de un Joao Afonso desquiciado en estas primeras semanas del curso ante Dani Ojeda dio paso a un par de acasiones clarísimas locales, ambas originadas en la esquina: un cabezazo de Holgersson que el polaco despejó con una estirada y un despeje justito de Caro que se escapó junto al palo.

El último cuarto siguió el mismo guión, con el Lorca volcado y el CCF defendiendo su parcela, casi siempre sin la contundencia necesaria, a la espera de espacios para probar de nuevo su inusitada inspiración ofensiva. Y lo que llegó fue el cuarto, tras un pase perfecto de Sebas que Jona no supo hacer bueno para que Alfaro se desquitara con un derechazo a la red. La fiesta cordobesista seguía regada de goles, pero el juego no permitía relajación alguna, algo que algunos futbolistas no acabaron de entender. Sólo así se dio lugar a los dos tantos albiazules que maquillaron el marcador ya sobre la bocina para disgusto de Carrión y para dejar un poso amargo al primer trago copero. Bienvenido sea, sobre todo si vale para elevar la confianza, pues ya se sabe que crecer desde los buenos resultados siempre es más fácil. O debería.

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