El programa de residencia

Una forja de profesionales sanitarios

  • Desde 1986 el hospital está acreditado para la formación especializada, cuenta con 41 unidades docentes y 91 tutores

El contacto directo con los pacientes, el aprendizaje de profesionales con una dilatada trayectoria e, incluso de los propios compañeros son indispensables para la formación de un residente. Médicos, enfermeros, farmacéuticos y psicólogos clínicos que en el futuro atenderán a los pacientes se forjan en el Reina Sofía, que cuenta con una acreditación para llevar a cabo el programa de docencia de especialidades desde 1986 (aunque desarrolla actividad formativa desde su inauguración, en 1976). A lo largo de estos 40 años han sido miles los estudiantes que han pasado por sus consultas, sus quirófanos, laboratorios o las Urgencias; incluso algunos se quedaron y hoy en día son un referente en sus especialidades. En la actualidad el centro está capacitado para formar a unos 440 residentes y tiene 41 unidades docentes acreditadas y enfocadas a médicos especialistas, enfermeros, farmacéuticos y psicólogos clínicos.

La jefa de Estudios del Reina Sofía, Valle García Sánchez, explica que en el programa hay implicados 91 tutores que son "la figura más importante para el residente" ya que "son los que facilitan y canalizan el proceso de aprendizaje y su labor requiere de un importante esfuerzo personal". La doctora García habla desde la experiencia ya que ella misma se formó en el Servicio de Aparato Digestivo del Reina Sofía y desde 2003 trabaja en el hospital como facultativo especialista, con una preferente dedicación al manejo diagnóstico y terapéutico del paciente con enfermedades inflamatorias intestinales y a la realización de endoscopias terapéuticas avanzadas. Desde el principio se interesó por la docencia, siendo profesora asociada de la Facultad de Medicina desde 2005 y tutora de residentes de Aparato Digestivo durante ocho años.

Esta etapa la recuerda "con gran cariño" ya que fue de enriquecimiento personal y profesional aunque reconoce que "no siempre fue fácil porque es una labor que conlleva una gran responsabilidad, tiempo y dedicación pero, sin duda, disfruté con ella y el trato con compañeros cargados de energía y ganas de comerse el mundo".

En 2014 asumió la Jefatura de Estudios del Reina Sofía "con ilusión" a pesar de ser un momento difícil "porque teníamos que intentar que la formación del residente no se viera afectada por los cambios organizativos que se implantaban para garantizar un sistema sanitario sostenible". Su trabajo se centra en que se cumplan las funciones encomendadas a la Comisión de Docencia del hospital, dirige y coordina las actividades de los tutores y supervisa la aplicación práctica de los programas formativos de las diferentes especialidades. "El residente es realmente el impulsor y el que hace que nosotros queramos mejorar porque entran con muchas ganas e ilusión por aprender, por lo que hacen que estudies y quieras ser mejor", apunta.

El prestigio del Hospital Reina Sofía hace que cada año reciba estudiantes de toda España que eligen este destino para formarse junto a algunos de los mejores profesionales de cada especialidad. Ese es el caso de Beatriz Gross, una joven de Zaragoza residente de primer año en Aparato Digestivo. En su caso prefería salir de su ciudad para hacer la residencia, y un especialista al que conocía le dijo que eligiera entre el Hospital La Fe de Valencia y el Reina Sofía.

Los nuevos residentes llegan el mes de mayo, por lo que Beatriz lleva seis meses en el centro cordobés. "La experiencia es estupenda, es todo gente nueva, la vida aquí es muy distinta al norte y el grupo de Digestivo es buenísimo y tenemos muy buena relación con los residentes mayores", señala.

Uno de los motivos por los que eligió el Reina Sofía es porque "este servicio es muy completo, tiene todas las áreas formativas que necesita un especialista en Digestivo y con el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic) hay gran potencialidad de investigación y muchos adjuntos que están involucrados en él". Por el momento, "todo lo que esperaba está cumpliéndose", añade.

Beatriz, que resalta la juventud y dinamismo del servicio en el que está, puntualiza que lo más duro de la residencia ha sido dejar en Zaragoza su hogar, a su familia y amigos, aunque en Córdoba ha encontrado a unos compañeros que son "como mis hermanos mayores, me han cobijado mucho". Esta joven está "encantada" con las experiencias que está viviendo: "Me levanto por las mañanas y sé que estoy cumpliendo mi sueño, para esto he trabajado siete años, es lo que siempre he querido hacer y para mí es un placer estar aquí, por lo que tengo que aprovecharlo".

Entre los residentes veteranos está Miguel Cañuelo, un cordobés que se decantó por Anestesiología y Reanimación y que eligió el Reina Sofía por la variedad de cirugía que se hace en el centro y por los trasplantes. Se centró en esta especialidad porque "tiene mucha medicina pura pero también mucho intervencionismo en los pacientes, y sobre todo me gustaba mucho el paciente crítico", explica. El joven asegura también que en este proceso de aprendizaje "hay momentos buenos y malos, y también te encuentras con gente maravillosa y otra que no lo es tanto, como en todo en la vida", señala, pero el balance "es muy positivo; estos cuatro años me han dado la oportunidad de conocer el que va a ser el trabajo de toda mi vida y eso no tiene precio".

En general se han cumplido todas sus expectativas y, sobre todo, resalta el buen ambiente que hay entre los residentes de su servicio: "Son geniales y han sido una verdadera ayuda a lo largo de la residencia, somos como un grupo de amigos mucho más que compañeros de trabajo". Para Miguel, la peor época de la residencia fue el comienzo porque "estás en un sitio en el que no conoces a nadie ni te conocen a ti, tienes que integrarte y te enfrentas a lo desconocido". Otra dificultad son las guardias. En Anestesiología hay de presencia y de trasplantes, por lo que la carga de trabajo es mayor.

También es residente de cuarto Carmen Caballero, que llegó de Málaga para especializarse en Pediatría. Escogió el Reina Sofía porque "las especialidades pediátricas están muy bien desarrolladas y es un hospital que en Pediatría no tiene un número excesivo de residentes como ocurre en otros, aunque no por ello se dejan de hacer cosas ya que está muy bien dotado", señala.

Desde su llegada al centro cordobés percibió el buen ambiente que hay, "tanto con el resto de residentes como con los adjuntos". Esta joven manifiesta que en estos años ha tenido "la sensación de aprender mucho en el día a día, de que nos han querido enseñar mucho y se han preocupado para que lo asimilemos". "Con sus cosas buenas y malas, el balance es muy positivo", apunta.

Carmen coincide en que el principio fue lo más difícil porque "te enfrentas de golpe a algo que es diferente y empiezas a tratar con pacientes". También "hay veces que lo pasas mal porque hay situaciones médicas o éticamente difíciles" pero "tanto los residentes como los adjuntos te ayudan a afrontarlas", añade. En este sentido, también explica que al principio las familias "te ven muy joven, se nota que eres nuevo, pero poco a poco adquieres más seguridad y los padres lo perciben". "El trato y exploración de los niños es algo difícil pero muy bonito de ir aprendiendo", agrega.

El reto al que se enfrenta ahora el programa de residencia es la troncalidad, un nuevo modelo de formación sanitaria de especialidad mediante la cual los programas formativos se desarrollarán en dos ciclos consecutivos; uno primero o troncal en el que se adquirirán competencias comunes a las especialidades del mismo tronco y otro específico en el que se asimilarán las competencias específicas de cada una de ellas. "Esto va a conllevar que tengamos que acreditar de nuevo centros y unidades docentes, que deberán garantizar la calidad en el desarrollo de los programas formativos", puntualiza la doctora García.

La jefa de Estudios del Reina Sofía añade que el modelo pretende que los profesionales sanitarios, a través de las competencias adquiridas en el periodo de formación troncal, "aprendan a abordar desde las primeras etapas de la especialización los problemas de salud de una manera integral y a trabajar de la forma más adecuada para poder proporcionar una atención sanitaria orientada a la eficaz resolución de los procesos de los pacientes, con el enfoque interdisciplinar y pluridisciplinar que el estado actual de la ciencia requiere".

María Jesús Fernández, vinculada a Pediatría desde los dos años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios