"Mayo es un mes difícil para que llegue otro tipo de turismo distinto al que llega. Es un mes en el que el 90% de las reservas son para el fin de semana y aunque los niveles de ocupación entre semana son mucho más bajos, es intocable en cuanto a precios, por lo que es difícil, por ejemplo, que yo traiga en este mes turismo de congresos; no lo suelo recomendar para el turismo de congresos", relata el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Córdoba, Antonio Caño. "Las tarifas de lunes a jueves son intocables cuando el grado de ocupación no pasa en muchos casos del 65%, lo de los ciento y mucho euros por habitación en hoteles de cuatro y cinco estrellas beneficia a otros provincias en este aspecto como Sevilla o Málaga", dice.

Caño insiste en que "los hoteles de la misma categoría tienen que competir en este mes que se ha convertido en un reclamo mundial y quien comercialice más habitaciones se acaba llevando el gato al agua; pero al final de año cuando se mide la media de estacionalidad resulta que nos damos cuenta de que esto es la pescadilla que se muerde la cola. Habría más ventajas si las tarifas fueran más estables; son desorbitadas, con lo que se está matando a la gallina de los huevos de oro". Caño apunta que estas desorbitadas tarifas para el turismo de congresos van más allá de mayo y se están produciendo en otros meses que no son de temporada baja, como octubre o noviembre. El presidente de la Asociación de Agencias de Viaje defiende que esa estabilidad de las tarifas se produciría creando más plazas hoteleras. "No hablo de un exceso de inversión en plazas hoteleras, pero sí de un crecimiento sostenible de plazas que haría que los precios se abaratasen, con lo que ganaríamos todos", puntualiza.