Los empresarios cordobeses son menos optimistas que hace dos años. Este dato se extrae de los Indicadores de Confianza Empresarial publicados ayer por el Instituto de Estadística de Andalucía que arrojan que un 20% de los empresarios consultados consideran que lo que queda de año será favorable para las ventas. Aunque parezca un porcentaje moderadamente favorable, lo cierto es que es bastante más bajo que el registrado en 2015 y 2016. En esos ejercicios, los empresarios más optimistas representaban un 25,4% y un 22,76%, respectivamente. Esto supone que las expectativas han caído más de un 2% en dos años, lo que supone que los empresarios, a pesar de las grandes cifras de la recuperación, no entienden que la situación haya mejorado. La principal razón de que hace dos años hubiera un gran optimismo entre el tejido empresarial cordobés se basa en que fue en 2015 cuando se comenzó a hablar de la recuperación. Sólo hay que mirar el indicador de un año antes, el de 2014, cuando ese porcentaje de confianza empresarial no llegaba ni al 19%. Una vez se comenzó a hablar de recuperación se transmitió un mensaje esperanzador entre los empresarios, que con la crisis habían visto mermar sus ingresos. Sin embargo, ya un año después la realidad llegó de lleno y se comprobó que esos datos macroeconómicos que se utilizan para justificar el crecimiento, no pueden traducirse directamente a la pequeña empresa. En estos indicadores también es necesario observar a aquellos encuestados que entienden que la situación va a ir a peor. Es decir, aquí existe una lectura positiva. Y es que, aunque es cierto que cae el optimismo, también cae el pesimismo.

En este sentido, ahora hay menos empresarios que creen que el final de año será bueno, pero también hay menos que entienden que les irá mal. Los indicadores apuntan que un 20% de los encuestados tienen expectativas desfavorables para el último trimestre del año, un porcentaje que el año pasado se situó en un 20,33% y en 2015 rozó el 25% (las cifras de 2014 sobrepasan el 35%).

Con ello, esta estadística se publica por trimestres y la correspondiente a octubre, noviembre y diciembre siempre suele ser la más optimista. Esto se debe a que durante estos meses es cuando llega la campaña de Navidad, el mejor periodo de ventas para los negocios junto con las rebajas. Si esos porcentajes analizados de forma anual se comparan con los datos del anterior trimestre, hay diferentes lecturas. Por un lado, el 23,31% de los empresarios preguntados por las perspectivas para el tercer trimestre entendían que la cosa no iría demasiado bien, por lo que ese indicador ha bajado, lo que es muy positivo. Además, un 20,3% pensaba que las ventas serían buenas. Es decir, en ese momento el saldo que arrojaba la diferencia entre pesimistas y optimistas era negativo, es decir, eran más los empresarios que entendían que sus negocios irían mal que los que apostaban por un crecimiento. Esa dinámica, precisamente por las causas ya citadas, ha variado hasta igualar las dos perspectivas. Esta comparativa con el tercer trimestre también hay que entenderla desde el punto de vista de la temporada. Es decir, ese tercer trimestre se corresponde con los meses de julio, agosto y septiembre, pleno verano, una época en la que Córdoba se queda semivacía y cuando su principal baza, el turismo, está en su peor temporada.

Respecto a la situación de los empresarios cordobeses con los del resto de Andalucía, los de aquí salen ganando. El porcentaje de empresarios optimistas de la provincia es el más alto de Andalucía, tan solo superado por los malagueños, que se sitúa en un 20,59%, es decir, a niveles muy similares. El problema es que el nivel de pesimismo también es el mayor de Andalucía, un 20% frente a la media de un 17,46% de la comunidad.